La crisis por la que atraviesa Unió Mallorquina (UM) derivó ayer en la convocatoria de un congreso extraordinario , que se celebrará el 11 de julio, y al que su actual presidente, Miquel Nadal, no tiene «muchas ganas de presentarse».

Nadal, que ocupa el cargo desde diciembre de 2007, había sido cuestionado en público y en privado por dirigentes de su propia ejecutiva que, ayer, estuvo a punto de forzar su destitución durante una reunión en la que quedó claro el actual equilibrio de fuerzas. La propuesta de dimisión de Nadal no se llegó a votar formalmente, pero las opiniones quedaron claramente en contra de Nadal, según comentaron a este diario fuentes del partido. El liderazgo del sector crítico lo llevó fundamentalmente el vicepresidente Miquel Angel Grimalt, que es conseller de Medi Ambient. Otro conseller, el de Esports, Mateu Cañellas, también se mostró muy crítico, mucho más de lo habitual. Según el relato hecho a Ultima Hora, los críticos habrían ganado ayer la batalla pero el secretario general, Miquel Ferrer (también crítico) dio muestras de «un gran seny» y abogó por resolver las diferencias en un congreso extraordinario.

Nadal, que compareció en una rueda de prensa acompañado del secretario general del partido, afirmó que continuará al frente del partido hasta que se celebre el congreso y que se volcaría con las elecciones europeas. Pese a que informó de que no tiene «muchas ganas de presentarse» a la presidencia, sí dejó claro su voluntad de continuar como concejal de Palma y como conseller de Turisme del Govern: «Sería una irresponsabilidad» no continuar, afirmó.

El papel de Munar

Ferrer no optará a la presidencia y tampoco se postulará como secretario general. La votación fue 12 a 1 a favor de la convocatoria del congreso. El también vicepresidente Guillem Ginard dejó la reunión de la ejecutiva (tenía un acto oficial) antes de la votación.

Nadal respondió con un significativo y sostenido silencio cuando se le preguntó en rueda de prensa si se había sentido apoyado por Munar y si consideraba que había «maniobrado» en su contra. Nadal, tras pensárselo, optó por responder que lo importante eran ahora las elecciones europeas. Nadal tampoco respondió si se sentía desilusionado de su paso por la presidencia.

Las críticas a Nadal, que en el pasado mantuvo una excelente relación con Munar, se acrecentaron a raíz de su decisión de proponer a Mateu Cañellas como candidato europeo forzando su salida del Govern (propuesta que reconsideró) y por sus declaraciones como imputado en el 'caso Can Domenge'».