C. R./E. P.

El cerebro de la trama Gürtel, Francisco Correa, tuvo numerosos problemas con las obras de su casa de Cala Sant Vicent por incumplir el período estival de paralización de obras y por no ajustarse los trabajos que estaba realizando a la licencia concedida.

Estos incumplimientos no sólo le trajeron problemas con el Ayuntamiento, que paralizó los trabajos en varias ocasiones, sino que incluso se trasladaron al terreno judicial. Un vecino suyo de nacionalidad alemana interpuso una demanda contra él pidiéndole una indemnización de 5.800 euros por los ruidos y las molestias que ocasionó a sus invitados durante el verano.

«Sinvergüenza»

En las conversaciones telefónicas grabadas que obran en el sumario del caso Gürtel Francisco Correa y su estrecho colaborador Pablo Crespo Sabarís hablan sobre este juicio y consideran que la demanda presentada por el alemán es una «gilipollez». Correa da órdenes para ir a juicio con el alemán porque es un «sinvergüenza». «Vamos al juicio y ya /está [...] Sí, y además diciendo que todo es mentira, que se lo está inventando el tío», dice Correa.

En el procedimiento también fueron denunciados el constructor Toni Busquets y el arquitecto Pepe Torres. Correa llegó a la conclusión de que si se unían todos podían hacer «un plan de puta madre» de forma que un tal Manolo, encargado de la obra, explicara su trabajo y demostrara que eran trabajos «que no hacían ruido». «Lo vamos a ganar porque el juez se va a dar cuenta de que es un hijo de puta recalcitrante de mierda», indicó el cerebro de la trama Gürtel. Estos planes, sin embargo, se van truncando a lo largo de conversaciones posteriores, cuando deciden que es mejor llegar a un acuerdo porque jurídicamente no podrían ganar el juicio porque el vecino puede acreditar los hechos.

De hecho, Correa llega a pactar con el arquitecto y con el constructor intentar llegar a un acuerdo con el vecino para evitar ir a juicio. El constructor pidió que los costes los asumiera Osiris, la sociedad de Correa, porque era responsable de que se hicieran obras en temporada.

El sumario asegura que el receptor de las llamadas de Francisco Correa era el conseller d'Obres Públiques, Jaume Carbonero, cuando en realidad éstas se realizaron a un teléfono del responsable de Turismo del Ayuntamiento de Sant Joan, Jaume Marí de Can Gat.

Así lo confirmó el propio edil al señalar que recibió mensajes de una persona que se identificaba como Correa, si bien aseguró no haber respondido a esas llamadas ni tener nada que ver con el asunto tratado en las conversaciones intervenidas. Según la instrucción, la intención de Correa con esos contactos era buscar influencia «para conseguir una resolución favorable por parte de un funcionario público».