Juan Reina se considera un creador nato. Este artista alicantino afincado desde hace 40 años en la isla de Eivissa se dedica a la pintura en invierno, mientras que el verano cambia de ámbito y pasa a la escultura. Concretamente, trabaja en Platja d'en Bossa con arena, con la que esculpe cada día una figura diferente. En el caso de ayer, su trabajo se centró en la creación de un Budha, una figura que, según él, es capaz de relajar los sentidos y el espíritu: «Es la segunda vez que lo hago y me siento bien con este personaje. Me aporta paz y felicidad».

Juan comenta que lo que más le gusta de su labor es el hecho de trabajar con la naturaleza: «Hay que respetarla. A mí me aporta un beneficio increíble este trabajo. La combinación de mar, sol y arena es la mejor terapia para relajarse. Sin duda me hace feliz». Además, el artesano añade que el beneficio que le aportan sus creaciones compensa con creces. «Lo más importante es aprender algo, cada día. Siempre aprendemos, pero no nos damos cuenta. Yo vengo cada día aquí y creo una figura con arena, pero siempre hay algo que me sorprende: una mezcla, una forma, una textura...».

Su metodología de trabajo es muy simple. El primer paso, que él llama de estudio, consiste en analizar el estado de la arena y amontonarla en la zona de trabajo. Seguidamente, en la fase de decisión, el artista escoge la figura a realizar y comienza a esculpirla: «Siempre decido la figura que crearé en el momento de pisar la arena. Hay que ver el montón y saber en que estado está. Entonces se decide, pero no existe una premeditación».

Además del Budha, Juan ha esculpido otras muchas figuras puesto que lleva ya dos años haciéndolo. Entre sus creaciones más ilustres se encuentran la ciudad de Eivissa, Jesucristo crucificado, el campo ibicenco con iglesias o la diosa Tanit. Como comenta el escultor, la ciudad de Eivissa fue una obra muy especial: «Fue muy bonito crear el barrio marinero con arena. Además, le puse velas por todo y de noche el resultado fue espectacular». Asegura que la oscuridad del atardecer le da a sus piezas un aire diferente: «Es realmente cuando se ve el resultado. De día no se aprecia de la misma manera».

Finalmente, este pintor aficionado a la escultura explica lo que le aporta su trabajo a nivel personal: «La gente pasa por aquí y responde muy bien a mis creaciones. Además, he hecho muchas amistades en el ámbito del arte. Se trata de un mundo abierto en el que parece que estás de manera inconsciente, pero hay que ser muy, muy consciente». Marina Bonet