«La temporada está siendo más baja que otros años pero al tener un turismo joven no nos está afectado tanto como a otros municipios que tienen un turismo más familiar. La crisis existe y el turismo que viene aquí no tiene bastante dinero para gastar y eso es algo que están sufriendo los comerciantes y la restauración». Son las palabras del concejal de Turisme del Ayuntamiento de Sant Antoni, José Ramón Serra 'Pilot', que engloban el sentir de los vecinos y comerciantes de la zona. Sin embargo, aunque este sea la opinión del concejal situaciones y opiniones hay para todos los gustos.

En Sant Antoni hay personas que trabajan la temporada y este año han notado un descenso en las ventas de hasta el 60% con respecto a otros veranos y que auguran que de seguir así no llegarán a cubrir gastos. Es el caso de Julián del Àlamo, que tiene su negocio a pie de playa como profesor de una escuela de vela y de windsurf y alquila barcos. Julián asegura que a fecha de hoy, una vez pague los impuestos, «no habría para cubrir los costes, tendremos más pérdidas que ganancias». Este profesor de vela reclama la ayuda de las instituciones en momentos como el actual en los que dice que puede estar toda una jornada «torrado al sol» para alquilar dos barcos e ingresar un importe de 36 euros.

Muy diferente es el caso de la escuela de buceo Arenal Diving, ya que su portavoz asegura que están vendiendo hasta un 20% más que otros años. Confiesa que su secreto es gastar en publicidad y ofrecer muchos puntos de venta repartidos por toda la Isla a los turistas. Dice, además, que el futuro está en Internet y que en cuanto pueda invertirá allí.

Y el de Arenal Diving no es el único caso. Nadia Montero es una joven hostelera que regenta un bar a pie de playa en el municipio y asegura que las ventas han aumentado al menos un 25% con respecto a temporadas anteriores. Está encantada con el verano, dice que su secreto es que continúan con «precios asequibles para todos los bolsillos» y supone que el buen trato que ofrecen a los clientes hace que estén contentos y vuelvan al bar.

Sin embargo, la media se aleja de estos casos y parece estar en el comerciante que tiene que ver cómo llega menos turismo que otras veces y con menos dinero, con lo que las ventas han descendido, aunque podrán salvar la temporada. Es el caso de Eduardo Puget, que tiene varios negocios a pie de playa y asegura que la temporada está yendo «muy regular», aunque confía en que «se arregle en agosto».

Tipo de turistas

En cuanto a la opinión que suscita el tipo de turismo que frecuenta Sant Antoni, también hay opiniones para todos los gustos. Desde la de Eduardo Puget que afirma que «es un turismo que sólo bebe, se emborracha y crea problemas». Dice Puget que el turismo joven «viene con dinero pero no para gastar, no en el bolsillo, se lo ha quedado previamente el touroperador o el hotel con el 'todo incluido' y salen del hotel con lo justo para discotecas y copas» y que «acaban tan cansados de las fiestas del West End donde les dan copas a 50 céntimos que al día siguiente se levantan tan enfermos y mal que ni van a la playa ni a comer ni a comercios ni a nada».

Sin embargo, Miguel García, gerente de un negocio de copas, asegura que «el turismo de ocio es muy bueno y vivimos de él. El de discoteca es muy buen turista. Nosotros no nos sabemos comportar para ellos. Yo creo que con la crisis que hay hoy en día, que alguien que trabaje todo el año, decida venir aquí unos días de vacaciones debería de hacernos sentir privilegiados».

Por su parte, García dice que también ha notado un descenso en las ventas de alrededor del 20% aunque era algo fácil de prever por lo que redujo la plantilla en casi el 50%. Miguel dice que donde más han notado la crisis ha sido en las propinas que antes eran de 250 a 300 euros diarios y ahora se han reducido a 50 euros. Los camareros llegaban a ingresar hasta 80 euros al día en propinas y ahora se conforman con poco más de 4 euros.