Una nueva empresa mallorquina está desarrollando un sistema pionero en todo el mundo de piloto automático con capacidad para realizar maniobras evasivas. Una vez que esté instalado a bordo de cualquier barco evitará que se vuelvan a producir accidentes de navegación como el que sufrió el 11 de julio de 2007 el buque Don Pedro de la naviera Iscomar cuando colisionó a poco más de una milla del puerto de Eivissa con los islotes de es Daus.

Casi un siglo después del hundimiento del Titanic aún nadie había inventado un sistema de navegación que más allá de avisar con una alarma de la posibilidad de que se produzca una colisión inminente, además maniobre la nave hasta sacarla fuera de peligro y, a continuación, entregue de nuevo el gobierno de la misma a su tripulación.

La idea surgió cuando Juan Mariano Bendito Vallori, maquinista naval y patrón de cabotaje de la Marina Mercante con más de 20 años de experiencia, fue enviado en agosto de 2007 por la dirección general de Emergencias del Govern balear a Eivissa para participar directamente en la retirada del fuel que vertió el carguero Don Pedro. Allí tendió barreras absorbentes de hidrocarburos y coordinó a administraciones y voluntarios. Además, pudo observar las carencias y defectos que tenía el sistema, y que se decidió a solucionar.

Maniobrabilidad

Según explica este maquinista naval, lo que quería era encontrar la manera de que un buque de grandes dimensiones pudiese maniobrar automáticamente ante la aparición de un escollo o tráfico por su proa. Por otro lado, se asombró al descubrir que no existían barcos con capacidad para luchar contra la contaminación en aguas muy próximas a la costa y, de hecho, el remolcador de altura Clara Campoamor desplazado por Salvamento Marítimo tenía un calado de 12 metros, con lo que apenas pudo contribuir a las tareas de limpieza.

Algunos meses después, Bendito creó la empresa Manexmar 88, dedicada a la investigación e innovación en tecnología naval, cuyos dos primeros productos son, precisamente, el Piloto Automático Evasivo (PAE) y el buque 'Eyco 23', de 23 metros de eslora, ligero, con gran potencia y las mejores condiciones para intervenir de manera resolutiva en las emergencias marinas, como contaminación de las aguas, pero también en investigación oceanográfica y apoyo logístico a trabajos submarinos.

Manexmar 88, que tiene su sede en Alcúdia (Mallorca), estima en alrededor de un millón de euros el coste del 'Eyco 23', que ha ofertado al Govern Balear, al Instituto Oceanográfico, a la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) e, incluso, a la Unidad Militar de Emergencias, causando «muy buena impresión» en todos los casos, aunque su venta resulta compleja en tiempos de crisis, admitió Bendito.

El maquinista naval se preguntó un día «cómo es posible que en el siglo XXI un barco salga del puerto de Eivissa y choque con un faro». Tras investigar sobre ello, llegó a la conclusión de que, a pesar de la existencia de diversos sensores, desde radar a sondas y GPS, «si el timonel falla o no está en el puente, se produce el choque», puntualizó. Por eso, considera que «será rentable para cualquier naviera o compañía de seguros».