La popa de la barca es el lugar idóneo para contemplar el paisaje. Foto: TONI MILIAN

Jaume es el patrón de El Corso, una barquita de lo más pintoresca, utilizada por sus usuarios para diferentes usos. Según cuenta Jaume, «hay gente que la coge para ir a trabajar, otra que va a la playa, pero lo que más se ve es gente que no quiere encontrarse con los típicos embotellamientos en la carretera y se desplaza barca». Junto a él, Deli, una marinera que se encarga, entre otras cosas, de cobrar el ticket. Entre los dos, comentan el porqué de escoger esta barquita: «Se ve lo bonito de Eivissa en un paseo agradable. De noche, tiene mucho encanto ver Dalt Vila iluminado mientras se llega apuerto».

Los turistas miran encantados el paisaje al son de la música que se escucha de fondo. Familias con niños pequeños o turistas curiosos son el público más habitual. Respecto a esto, Jaume no tiene ninguna queja: «La gente va muy tranquila. Siempre hay el típico turno de noche en que los pasajeros vienen de fiesta y se lo montan mucho más divertido y alegre, pero en general se disfruta del paisaje».

Además, se trata de un barquita bastante conocida entre isleños y no tan isleños: «He visto muchísimos famosos. Este verano, Lolita, Emilio Aragón, Àngel Nieto, Cañizares... Quieren hacer algo diferente y evitar las colas en la carretera».

En definitiva, se trata de un viaje diferente de poco más de media hora, con paradas incluidas, para los más amantes de la tranquilidad, el relax y, sobre todo, gente con pocas ganas de agobiarse en la carretera.