El perfil del cliente de los establecimientos de turismo rural responde al de una persona de unos 40 años, de clase media-alta y cuya renta anual supera los 60.000 euros. Con esos parámetros no es de extrañar que este tipo de turista sea, primero, uno de los pocos que se puede permitir pagar los precios de los agroturismos; y segundo, uno de los visitantes más rentables, con un gasto medio diario de 184 euros.

Así lo refleja el informe 'El turismo rural en Balears, 2008' de Inestur. Los números también dicen que la mayoría de los clientes viajan con un acompañante y que su estancia ronda la semana, de forma que unas cuentas rápidas revelan que en sus vacaciones invierten unos 2.580 euros por pareja.

No todo el dinero acaba en las empresas baleares. Cerca de 102 euros se invierten en el país de origen y, aunque el pago del alojamiento cubre la cuenta del establecimiento balear, existen intermediarios y está el coste del trayecto.

En los 82 euros restantes el ingreso sí que es íntegramente para empresas locales. Se trata de gasto en oferta complementaria, especialmente la restauración, a la que recurren tres de cada cuatro turistas con un gasto medio de 26 euros. Compras (19,70 euros) y alquiler de coches (12,30) son otros sectores beneficiados, mientras que 27,30 euros responden a 'otros gastos'. Pubs y discotecas sólo han sido usados por uno de cada cuatro con un gasto medio de 9,30 euros, dato del conjunto balear que hay que poner en cuarentena en el caso de Eivissa.

Los datos del Govern respecto a la planta de alojamiento rural en Eivissa responden a 2007. Hace dos años había registrados 17 establecimientos (tres hoteles rurales y el resto agroturismos) que sumaban 302 plazas (76 y 226 unidades, respectivamente).

La cifra supone doblar los resultados del año 2002, cuando sólo había nueve alojamientos (dos hoteles y siete agroturismos) con 132 plazas (48 y 84 unidades).

Los datos de 2007 suponían que los establecimientos pitiusos suponían únicamente poco más del 7% del total balear.