El atún rojo ha perdido definitivamente la batalla en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que durante las dos últimas semanas se ha reunido en Doha (Qatar) para debatir su inclusión o no dentro del listado de especies protegidas por este organismo internacional.

En caso de que se hubiera aprobado su inclusión y, por tanto, la prohibición de su comercio internacional, la zona de desove del atún rojo que existe en aguas al sur de Baleares habría resultado muy beneficiada. Ahora, el único con capacidad para proteger este santuario es el Gobierno español, según informó la responsable de Océanos de Greenpeace, Celia Ojeda.

Ojeda señaló que, si se hubiera incluido el atún rojo en el anexo 1 de CITES, además de otras especies amenazadas que también se votaron, la protección del santuario de Balears habría quedado reforzada y habría contribuido a evitar que se llegara al colapso total de la especie que, según los ecologistas, se producirá de manera inminente si no se actúa pronto.

La inclusión en CITES del atún rojo habría significado la prohibición del comercio internacional de esta especie, de manera que se habría podido vender pero únicamente a nivel interno dentro de cada nación.