La Colla de Sant Joan de Labritja fue la encargada de poner el toque folclórico.

A mediodía, la pequeña plaza de la parroquia de sa Cala de Sant Vicent lucía llena de vecinos que quisieron celebrar allí el lunes de Pascua. Mientras en el interior de la iglesia se preparaban para iniciar la breve procesión, en la entrada al templo se amontonaban en corrillos vecinos y familiares que se saludaban. Entre ellos, Vicent d'en Xicu, vecino de Sant Carles, que no se ha perdido ninguna fiesta desde hace 56 años. «Vengo cada año, desde 1954, a las fiestas de sa Cala, para celebrar mi santo», explicaba Vicent. «El pueblo no ha cambiado nada. Bueno, sí, la carretera ahora está asfaltada», comentaba Vicent. Él junto a Toni Ros, su mujer, Maria Roig; y Pep de Can Pinet, disfrutaron de un fabuloso día de primavera en la que no faltaron bunyols, vino y ball pagès. Al concluir la misa, sobre la una del mediodía, un rápido repicar de la única campana de la iglesia, accionado de forma manual, daba la señal de inicio de la procesión. Tras cinco minutos de repique de campanas y con las imágenes ya en la iglesia, la música y el baile de la Colla de Sant Joan de Labritja ponía punto final a la fiestas de sa Cala.