Ronquidos, cese intermitente de la respiración que se puede prolongar durante más de diez segundos, somnolencia diurna y continuos despertares durante la noche. Estos son algunos de los síntomas del síndrome de apnea-hipopnea (SAHS) conocido como apnea que es uno de los trastornos del sueño más frecuente. El doctor Miguel Angel Moyano, responsable de la Unidad de Neurofisiología del hospital Can Misses, asegura que llega afectar casi al 7% de los adultos. «Miles de personas padecen este tipo de trastorno y para muchos pasa desapercibido. Además, es tratable», dice el doctor Moyano.
La apnea del sueño puede derivar en consecuencias nefastas debido a la somnolencia diurna. «Muchos accidentes de tráfico son causados por la somnolencia del paciente al volante», apunta el doctor Moyano. En algunos casos llega a ocasionar cefalea, disminución de la líbido, impotencia e irritabilidad.
Para diagnosticar este tipo de trastorno, el doctor Moyano asegura que es muy útil la explicación del cónyuge: «Nos cuentan que tienen profundos ronquidos nocturnos, seguidos de episodios de falta de respiración que ceden como un resoplido. Es como si se ahogaran, pero es que se ahogan», relata.
El diagnostico de la apnea se basa en en una entrevista clínica y la exploración física del paciente, seguido de una polisomnografía, la prueba diagnóstica de confirmación de la enfermedad, que consiste en la recogida de una serie de variables fisiológicas durante un sueño y se realiza en un hospital pero ya no es necesario que pasen la noche en el hospital sino que a través de un polígrafo se hace el estudio en casa del paciente y también el tratamiento. Además del doctor Moyano, los enfermeros Jorge Gutiérrez y Pilar Mateo completan el equipo y enseñan a los pacientres a utilizar las máquinas. Para el tratamiento se les aplica un aparato denominado CPAP que consiste e n una presión continua sobre la vía aérea a través de la nariz durante la noche con el que los pacientes ganan en calidad de vida.

Puede provocar hasta un infarto
Más de 50 apneas por hora se considera grave y pueden ocasionar hipertensión arterial o pulmonar e infartos. «El sueño es una necesidad básica del organismo que nos permite sobrevivir. Existen estudios que demuestran que la privación absoluta de poder dormir provoca la muerte. El sueño es como un termostato regula la tempearatura corporal y mantiene la temperatura que el organismo necesita para facilitar los procesos metabólicos y hormonales», apunta el doctor Moyano.