Iván Prado y Leo Bassi durante la comparecencia de prensa. | Irene G.Ruiz

Con un sentido del humor desmesurado, propio de un payaso payaso, Iván Prado, director artístico de Magiclown, que se celebra en Sant Josep del 12 al 16 de este mes; relató ayer su intento fallido para entrar en Israel la semana pasada. Su visita a Palestina tenía como objetivo iniciar los contactos para la creación del Primer Festival Internacional de Payasos en Palestina, que será, si Israel lo permite, del 25 al 31 de octubre de este año. «Me interrogaron tanto en Barajas como a la llegada al aeropuerto en Tel Aviv. Y desde allí, me llevaron a un centro de internamiento de inmigrantes donde estuvimos detenidos durante horas. Después nos llevaron al aeropuerto y volvimos a España», así resumía Prado lo que ocurrió hace días en Israel. «Este es el tercer viaje que realizo a Palestina y es la única vez que he sentido compasión por los israelíes. Están encerrados en los muros que han construido y son víctimas de su propio odio», sentencia.

El festival Magiclown de Cala de Bou, que celebra este año su quinta edición, se volcará este año con la realización de este proyecto, ya que los beneficios que consigan de la venta de entradas irán destinadas a un fondo solidario para realización del festival en Cisjordania.

«La semana pasada me metieron en una cárcel israelí y me echaron del país porque les da miedo que los corazones de los niños palestinos alberguen algo de esperanza. Los payasos somos un ejercito, nuestras armas son las tartas de nata y nuestros escudos antimisiles son las narices rojas. Nuestra intención es llevar la alegría, la esperanza y la ilusión a los corazones de la gente. El circo europeo, del que somos hijos, ha sobrevivido a la Santa Inquisición, a dos guerras mundiales, a Franco, a Mussolini y no habrá ejercito ni alambradas que nos impidan hacer nuestro trabajo», explico Prado.

En la comparecencia de ayer Iván Prado estuvo acompañado por Leo Bassi, «el bufón más comprometido de nuestro tiempo», tal y como lo presentó. Leo Bassi, que ayer representó su obra Utopía en Can Ventosa, (más información en página 39) de forma benéfica para el proyecto, también pretende acudir en octubre al festival que se celebre en Cisjordania. «Ningún artista que tenga un mínimo de sensibilidad puede quedar indiferente ante lo que está pasando en Palestina. Además, lo que ha pasado con la expulsión de Iván es muy grave. Ya que no hay manera más pacífica de luchar que llevar payasos y hacer reír, pero esto tampoco les parece bien», comentó Bassi.

«Me interrogaron tanto en Barajas como a la llegada al aeropuerto en Tel Aviv. Y desde allí, me llevaron a un centro de internamiento de inmigrantes donde estuvimos detenidos durante horas. Después nos llevaron al aeropuerto y volvimos a España», así resumía Prado lo que ocurrió hace días en Israel. «Este es el tercer viaje que realizo a Palestina y es la única vez que he sentido compasión por los israelíes. Están encerrados en los muros que han construido y son víctimas de su propio odio», sentencia.

El festival Magiclown de Cala de Bou, que celebra este año su quinta edición, se volcará este año con la realización de este proyecto, ya que los beneficios que consigan de la venta de entradas irán destinadas a un fondo solidario para realización del festival en Cisjordania.

«La semana pasada me metieron en una cárcel israelí y me echaron del país porque les da miedo que los corazones de los niños palestinos alberguen algo de esperanza. Los payasos somos un ejercito, nuestras armas son las tartas de nata y nuestros escudos antimisiles son las narices rojas. Nuestra intención es llevar la alegría, la esperanza y la ilusión a los corazones de la gente. El circo europeo, del que somos hijos, ha sobrevivido a la Santa Inquisición, a dos guerras mundiales, a Franco, a Mussolini y no habrá ejercito ni alambradas que nos impidan hacer nuestro trabajo», explico Prado.

En la comparecencia de ayer Iván Prado estuvo acompañado por Leo Bassi, «el bufón más comprometido de nuestro tiempo», tal y como lo presentó. Leo Bassi, que ayer representó su obra Utopía en Can Ventosa, (más información en página 39) de forma benéfica para el proyecto, también pretende acudir en octubre al festival que se celebre en Cisjordania. «Ningún artista que tenga un mínimo de sensibilidad puede quedar indiferente ante lo que está pasando en Palestina. Además, lo que ha pasado con la expulsión de Iván es muy grave. Ya que no hay manera más pacífica de luchar que llevar payasos y hacer reír, pero esto tampoco les parece bien», comentó Bassi.