El espectáculo inaugural 'Akasha' mezcló acrobacias y figuras llenas de movimiento.

A una hora de la inauguración oficial, el pasacalles con percusión, gaitas y zancudos recorría algunas de las calles de la ciudad para guiar con mucho ritmo a los despistados que no se habían enterado de que el espectáculo inaugural de Eivissa Medieval cambiaba de ubicación. Y es que la apertura oficial de este evento social que conmemora la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad se trasladó del tradicional portal de ses Taules al parque Reina Sofía. En esta localización, los asientos libres de las más de 500 sillas colocadas por el ayuntamiento iban ocupándose poco a poco por usuarios de residencias de la tercera edad que pudieron disfrutar de la feria Eivissa Medieval gracias a los voluntarios que les acompañaron, por las autoridades y por público en general que quiso ver el despliegue de acrobacias, fuerza y destreza del inicio de la undécima edición de Eivissa Medieval que arrancó con el espectáculo Akasha.

Previamente, la alcaldesa de Eivissa, Lurdes Costa, y el presidente del Consell d'Eivissa, Xico Tarrés, abrieron sus pergaminos en los que tenían escritas unas palabras para dirigirse al público, animarles a vivir esta fiesta y, sobre todo, destacar la importancia del cuidado del patrimonio. «Parece que llevamos sólo unos años, pero realmente son 11 que Eivissa fue declarada Patrimonio de la Humanidad», destacó la alcadesa. Y añadió: «Cada año pensamos que llegamos al récord de público, pero siempre va a más. Hoy [por ayer] arrancamos la undécima edición en un emplazamiento diferente, pero igualmente importante». Como cada año, Lurdes Costa destacó las actuaciones que desarrolla el consistorio para mejorar y mantener el patrimonio de la ciudad:«La casa Broner está abierta al público, también estamos rehabilitando el barrio de sa Penya que, además, las personas interesadas pueden visitar para conocer las obras». A estas acciones sumó la ampliación del Museu d'Art Contemporani (MACE) y las obras del Parador «que cada vez van más rápido», puntualizó.

El presidente del Consell d'Eivissa quiso poner todo el enfásis de su discurso en que Eivissa Medieval es una fiesta ibicenca, pero abierta a quienes visitan la isla: «Es una fiesta de todos los ibicencos. Como cada año viene gente de fuera y quiero decirles que esta es vuestra casa, vuestro patrimonio».

Segundos después, un mago zancudo apareció en el escenario para escenificar más tarde junto con otro compañero de profesión la lucha por dominar los cuatro elementos naturales. Las acrobacias en tela, los equilibros y las figuras conseguidas con destreza y mucha fuerza de los 13 intérpretes de Akasha trasladaron al público ese ansia por descubrir la rotación de figuras geométricas o la utilidad del fuego, por ejemplo. Con la explosión final de música y movimientos, Akasha se despidió del público entre aplausos y comentarios que alababan el buen hacer acrobático así como también algunos momentos de monotonía en el espectáculo.

La marea de gente inició así su marcha hacia el portal de ses Taules en el que se ubicaron también puestos de artesanía, comida y en el que, además, hubo un ligero embotellamiento producido por las personas que querían entrar al espacio amurallado y aquellas que querían abandonarlo porque habían entrado por otros accesos, como Portal Nou.

Una vez en Dalt Vila, los olores de comida se mezclaron con los de perfumería natural hasta llegar a la zona de la escoleta medieval, una de las novedades de este año donde los más pequeños jugaban a pescar peces de madera o construir castillos, también de este material, mientras sus progenitores bebían un resfresco para paliar el bochorno primaveral. «Kiara tiene tres añitos y ahora está pescando peces de madera. También se ha montado en el pony. Me parece muy bien que hayan creado esta escoleta medieval porque hay muchos juegos y muy buen ambiente», explicaba Tatiane, una mamá que reponía fuerzas con un pinchito de carne y un refresco.

La gastronomía de todo tipo es, un año más, uno de los puntos más atractivos de esta cita con el medievo, que vivió ayer su primer día con más afluencia de público que otros años, más personas ataviadas con ropajes de la época y más decoración en las calles no sólo del núcleo más histórico sino también en las calles de acceso. En este sentido, muchos vecinos engalanaron sus balcones para recibir con alegría este viaje medieval. «Sí que se ve más gente vestida con ropa de época, sobre todo mujeres, pero creo que se necesita más implicación porque con el atuendo correcto pienso que se siente más cerca la fiesta», explicó Nicolás de Hamburgo, un mercader que visita países lejanos «en busca de las mejores calidades para vender».

Y es que si alguien vive estos días como auténticos caballeros, mercaderes y doncellas de medievo son los artesanos y vendedores que acuden a la feria. «Es la primera vez que venimos a Eivissa Medieval y a la isla. Nos hemos decidido porque en Eivissa no hay muchas ferias de este tipo. Hacemos útiles de cocina en madera de olivo, que no es porosa y no acumula bacterias», explicó Francisco Gironés, un artesano de Tarragona.