Pablo Muñoz, cómico y 'clown', ofreció ayer un espectáculo en el instituto Sa Blanca Dona | Marco Torres

La biblioteca del instituto Sa Blanca Dona se convirtió en el punto de encuentro. Los alumnos de 4º de ESO se arremolinaban a última hora en la puerta, aparentemente deseosos de entrar. «Es sorpresa, no nos han dicho a que venimos», decía Jordan. «A mí me han dicho que viene un profesor nuevo», comentaba Esther. «Sí, uno más sensible», añadía Rosario riéndose, mientras se asomaba a la puerta. «Ya lo he visto», decía su amiga Esther. «Es uno que hace trucos para que todos aprueben», añadía riéndose. Pablo Muñoz, payaso y mago de Magiclown, festival que se celebra esta semana en Cala de Bou, impartió ayer una clase de literatura, física y magia con una pizca de desparpajo y aderezada con mucho sentido del humor.

«Bienvenidos y bienvenidas, a este espectáculo y 'espectácula'. Soy Pablo Superstar», decía el mago cómico con la intención de arrancar las primeras carcajadas.

Primera parte de la clase: nociones básicas de literatura. «Voy a hacer un homenaje y 'homenaja' a un grande del mundo de la literatura: Don Quijote de la Mancha. Él era como los magos, solo que los trucos los veía más como encantamientos ¿Cómo se llamaba su amada?», espetaba al público. «Dulcinea», atinó uno. «Tengo sólo una llama para mi querida Dulci», decía el 'nuevo profesor'. La antorcha, en un rápido movimiento de manos, se convirtió en una rosa de papel. A las risas les siguieron los entusiasmados aplausos de los adolescentes.

Segunda parte de la clase: lecciones de física. «¿Sabéis quién era Newton? Estaba sentado leyendo, tranquilamente debajo de un árbol, cuando le cayó una manzana. Si hubiera sido yo, me hubiera comido la manzana o la hubiera tirado o algo, pero él era un sabio. Estuvo días, sin dormir y todo hasta que descubrió la ley de la gravedad. Yo voy a retar a la ley de la gravedad universal», decía entonces Pablo Superstar, con una anilla en una cadena. La retó y ganó, consiguió tirar la cadena y que quedara enganchada, por arte de magia, en la cadena.

Tercera parte: lecciones contra la incredulidad. Fue con uno de los trucos clásicos, ese en el que se parte un periódico en varios pedazos y luego, con un milagroso soplido, se consigue recomponer como si nada hubiera pasado. Al final del espectáculo didáctico un gran aplauso despedía al mago. «Desde luego, es el profesor perfecto», concluía Rosario.

A esta actividad de Payasos en Rebeldía, se suman la vista a otros centros educativos, hoy será el turno del IES Algarb y del Sant Agustí, y la sesión de risoterapia que se ofrecerá esta tarde a los profesional del la residencia de Cas Serres