Suárez, uno de los GEAS, en el momento de la inmersión. | Marco Torres

Cerca de mediodía, José María Campos, Daniel González, José María Suárez y José Luis Vilar, los cuatro miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, empiezan a preparar sus equipos de buceo y su embarcación para hacer una inmersión en la zona donde está hundido el Don Pedro. José María Vilar, jefe accidental del grupo, asegura que las prácticas de buceo de GEAS en este pecio son bastante habituales: «Usamos mucho el Don Pedro para las inmersiones por una razón muy sencilla: es una zona que tiene mucho riesgo y que al mismo tiempo es muy utilizada por buceadores recreativos. Tenemos que estar familiarizados con este pecio porque si cualquier día se ahoga un buceador, que Dios no lo quiera, tenemos que sacarlo nosotros porque no hay otro grupo especializado en Eivissa que se dedique a esto». Y añade: «Es una inmersión muy bonita. El Don Pedro está prácticamente cubierto de vegetación y resulta siempre muy atractivo para los buceadores, por eso tenemos que estar alerta». Por el momento, no han tenido que retirar ningún cadáver de esta zona. «Lo más llamativo de nuestro trabajo es el rescate de cadáveres, que suele ser una media de cinco por año», señala el jefe del grupo.

Campos, González, Suárez y Vilar afirman ser muy aficionados al deporte y, por supuesto, al buceo. «Esta especialidad te pide que estés bien físicamente y eso es lo que busco. Todos los días hacemos deporte», explica González, mientras que su compañero Campos precisa: «Llegué a Eivissa en junio del año pasado desde GEAS Alicante. Me encanta el mar y creo que el mejor para bucear está en Eivissa». Mientras estos dos compañeros cargan el material en la zodiac del grupo, Suárez y Vilar se visten con los trajes de neopreno. Ya en la barca, el grupo se dirige hacia la zona donde está hundido el Don Pedro: «A 400 metros al sur del dado pequeño, dirección Formentera y fuera de la reserva marina», cuenta Vilar. Mientras Campos localiza el punto exacto, Vilar y Suárez se cargan a la espalda las bombonas de oxígeno, al tiempo que explican: «Lo más importante para que todo salga bien es controlar las inmersiones. Tenemos que estar muy familiarizados con el ordenador de buceo y al mismo tiempo estar muy pendiente de él. Otro de los aspectos más importantes es el control de la flotabilidad».

Desde que el Don Pedro se hundiera en 2007, los GEAS de Eivissa han hecho alrededor de 50 inmersiones en la zona.

Una vez en el agua no superan la media hora bajo el mar. Para regresar a la superficie sueltan unas boyas de seguridad, que avisan a los compañeros que están en la barca sobre por dónde saldrán exactamente. «Tenemos que garantizar que no corren peligro y tener un sitio de referencia porque el mar puede cambiar mucho y si hay corrientes les puede pasar una embarcación por encima», señala Campos, mientras se encarga de dar aviso a una lancha que navega muy cerca de la zodiac de GEAS: «Tenemos 50 metros de resguardo», puntualiza. Ya fuera del agua, Vilar comenta: «La práctica ha ido bien. Todos los equipos han funcionado correctamente y el Don Pedro sigue en su sitio». Además de inmersiones, los GEAS se dedican al control de costas y de embarcaciones y a trabajar con las instituciones públicas cuando éstas les requieran.