Francesc Triay durante su intervención en las jornadas organizadas por Autoritat Portuària. | Marco Torres

El presidente de Autoritat Portuària de Balears (APB), Francesc Triay, anunció ayer que los estudios de las catas que se han hecho en la bahía del puerto de Vila a petición del Consell Insular no han detectado ningún hallazgo arqueológico: «No hay ningún yacimiento en la zona a dragar, ni pecios, ni barcos hundidos, ninguna estructura, por lo que se puede pasar a la fase siguiente. Aún así habrá una arqueóloga de forma permanente para que vigile el material que salga de la draga de succión», explicó Triay.

En este sentido, el presidente de APB señaló que el estudio arqueológico se ha hecho en seis puntos diferentes de la bahía y en los próximos días se remitirá a la Unesco «porque era uno de los temas que más le preocupaban». El Consell d'Eivissa, por otro lado, indicó que el informe se está revisando por parte de los técnicos de la institución y está previsto que se apruebe en la próxima Comisión de Patrimonio, la Ciothupa. Francesc Triay indicó que la draga, que no rompe el material que succiona, estará supervisada por un especialista arqueológico para que, en caso de que aparezca algún resto se paralice el proceso para estudiar el material, tal y como ya sucedió con las obras del dique de es Botafoc.

Recomienda tranquilidad

Por otro lado, el representante de la Autoritat Portuària explicó que también se ha realizado una cartografía bentónica, que descarta la existencia de caulerpa racimosa en grandes cantidades: «Esta información aún no se la hemos pasado al Consell de Formentera. Deberían estar tranquilos pero yo no los puedo obligar», puntualizó Triay, que apuntó que la institución insular «hace su papel y muestra su preocupación excesiva después de darles todas las explicaciones que se han dado», en referencia a las reiteradas críticas sobre el peligro del punto del vertido. Además, confirmó que a la profundidad que se encuentra el punto de vertido, a unos 300 metros, se convierte en «una zona con vida vegetal y animal escasa».

Francesc Triay también señaló que las obras de remodelación del puerto de Vila están sometidas a la Declaración de Impacto Ambiental lo que obliga a instalar una serie de sensores alejados del punto de vertido para advertir del estado del agua. En caso de que haya turbiedad se detendrán los trabajos «de forma inmediata». «Todo esto será una información transparente y, a través de una página web, se podrán consultar los análisis y las mediciones técnicas que se vayan haciendo», puntualizó Triay.

Asimismo, y tal y como sucedió ya con las obras del dique, Autoritat Portuària está obligada a realizar un plan de vigilancia en los años posteriores para hacer un seguimiento de los efectos de las obras sobre los bienes protegidos: «Tenemos todos los elementos para estar completamente tranquilos de que esta obra está bien planteada y sometida a mucho control. Además, está apoyada por un gran consenso político, que es muy importante».