El médico Mario García examina a Marcelo Escandell en el domicilio del paciente en Puig den Valls. | Marco Torres

La planta cuarta de Can Misses no existe en realidad pero sí, virtualmente, a efectos administrativos para los pacientes de la Unidad de Hospitalización a Domicilio (UHD). Más de un centenar de pacientes han estado «ingresados» en esta cuarta planta en lo que va de año y 372 durante 2009. «Son camas virtuales y sirven para pedir analíticas y los tratamientos a los pacientes», explica Mario García, médico de la UHD de Can Misses, un servicio pionero en los hospitales de Balears que ya ha cumplido los diez años de funcionamiento.

La jornada laboral para la UHD empieza en el hospital con una reunión del equipo formado por el médico y cuatro enfermeros, dos por turno, para coordinar las visitas y las curas complementarias que necesiten los pacientes «Hacemos una reunión a primera y última hora. Hablamos de las novedades y es importante que sepamos todo de todos», explica el médico. A las 14,30, si antes no han coincidido en alguna visita, vuelven a tener otra reunión. El servicio funciona hasta las diez de la noche.La UHD permite que el paciente siga el control y el tratamiento en su domicilio y los traslados al hospital se hacen para ir a consultas de especialisa o para una prueba. De hecho, el día en el que acompañamos al médico para ver cómo funcionaba el servicio, éste se cruzó con uno de sus pacientes que iba al hospital a hacerse unas pruebas. «Luego le llamo», le responde Mario al paciente que tiene que hacer una visita.

El trato es cordial y muy cercano, como si fuera de la familia. El primer paciente de la jornada vive en Puig den Valls y está convaleciente de una intervención quirúrgica. Una complicación le llevó de nuevo al hospital y fue en Urgencias donde le ofrecieron seguir siendo atendido en su casa. El paciente Marcelo Escandell, en bata, recibe desayunando a Mario. «Esto es mucho mejor para nosotros», relata María Teresa, su mujer. «Marcelo está más tranquilo en casa. Está acostado, se levanta y da un paseo por jardín. Es muy diferente», añade. Tras la visita, Mario queda en llamar a la cirujana que atiende a Marcelo en el hospital.

Pendiente del móvil

La comunicación y coordinación con los diferentes servicios del hospital es fundamental. «Necesitamos saber exactamente lo que tiene el paciente. A casa no te lo puedes llevar de cualquier modo». Durante la jornada, el móvil de Mario no cesó de sonar, una de ellas de un internista para incluir a otro paciente en la UHD. También es imprescindible la coordinación del propio equipo. «El mismo paciente podemos llegar a verlo el médico y el enfermero. Nos vamos llamando. A lo mejor un enfermero, que tiene dilatada experiencia, va a ver un paciente y si ve alguna cosa me llama para ver al paciente o por si hay que trasladarlo al hospital», relata.

Su siguiente visita es en el Paseo Marítimo de Eivissa pero el equipo se desplaza a cualquier punto de la isla. «Hay días en los que de la Cala de Sant Vicent me voy a Port des Torrent, depende de la faena y de que si el resto de pacientes están más controlados. Puedes pasar de no hacer muchos kilómetros y con dos pacientes muy cerca, en Eivissa, a tener que hacer muchos kilómetros», explica mientras conduce el coche de la UHD, un pequeño utilitario con el que se desplaza. El número pacientes fluctua pero lo habitual es que el médico y los cuatro enfermeros, dos por cada turno, atienden a una media docena de pacientes.

Organización

El trabajo del equipo se divide por zonas. Ese día un enfermero iba a atender a los pacientes por Sant Antoni y otro por Santa Eulària. Mario coincide con uno de los enfermeros, Jordi Pardo, en el domicilio del Paseo Marítimo para atender a una mujer aquejada de un brote de esclerosis. «Estoy un poco mareada», le comenta a Mario la mujer. «Fui a Urgencias en Can Misses y me dijeron que me tenía que quedar ingresada», recuerda.

La opción de la UHD le salvó de la cama del hospital. La unidad evitó la ocupación de 11 camas durante el año pasado reduciendo así la presión hospitalaria de Can Misses, un hospital que lo que menos le sobran son precisamente camas. La estancia media se encuentra entre ocho y doce días aunque hay pacientes que pueden estar menos tiempo o más. «Ahora van a ingresar a un paciente con un tratamiento antibiotico de cuatro o seis semanas. Durante ese tiempo no va estar en el hospital y debería de estar porque el tratamiento es hospitalario pero va a estar en su casa. Va a recibir los mismos cuidados. Estará en su casa, en su entorno, y la familia no se tiene que desplazar al hospital», explica. Además, sin tener en cuenta que «es mucho ahorro para el hospital». La estancia media del paciente fue de 10,9 día durante el año pasado.

La relación médico-paciente cambia. «Es como si estuvieras en casa del enemigo. En el hospital están en la habitación, con el pijama, todos iguales en la habitación y los pacientes están en terreno ajeno. Te metes en su vida y en su casa y creo que la gente se abre más», reflexiona. No hay datos acerca de que si un paciente en su casa se recupera más rápidamente que en el hospital pero Mario García confiesa que «la percepción de mejoría y atención es mejor con nosotros». «Lo que más me gusta es cuando ves cómo cambia la cara del paciente de Urgencias y al dia siguiente en su casa. Se nota un montón. La sensación subjetiva de enfermedad del hospital es mucho más grande», apostilla.