En los años 80, el universo de los cruceros se popularizó gracias a la serie de televisión cómica con toque romántico The Love Boat, en España traducido como Vacaciones en el Mar. En aquella época se trataba de un producto vacacional de lujo que ahora está al alcance de casi todo el mundo. Ayer por la mañana atracó en el dique de es Botafoc uno de los buques de crucero más grandes del mundo, Independece of the Seas, cuyo armador es Royal Caribbean, y que tiene una capacidad para 4.375 personas. Es la primera vez que este crucero hace puerto en Eivissa este verano y regresará en dos ocasiones más, el 8 y el 18 de agosto.

A las diez de la mañana cientos de personas desembarcaron para conocer durante unas horas Eivissa, ya que a las 16,00 horas debían volver para zarpar rumbo a Málaga. Atraídos por la belleza de la isla decidieron dejar las comodidades que le ofrece el barco. «El crucero salió de Southampton el pasado día tres, por eso los pasajeros son principalmente ingleses», comentaba Raquel Masferrer, de Royal Caribbean. Mientras, unos pasajeros que desembarcaban en ese momento se inmortalizaban sonrientes en una fotografía junto a un animador disfrazado de delfín.

En su interior, tienen todo lo necesario para disfrutar de unas vacaciones de lujo sin necesidad, si lo desean, de bajar a tierra firme. Piscinas de diversos tipos incluso con hidromasaje, parque acuático, un simulador para hacer surf, un rocódromo, pista de basket, gimnasio, ring de boxeo, spa, peluquería, pista de hielo, teatro, además de restaurantes, bares, e incluso, una gran avenida con tiendas más propia de un centro comercial. «Aquí dentro pierdes la noción de que estás en un barco e, incluso, la del tiempo», comentaba durante el recorrido Masferrer. La alfombra de los ascensores tiene un panel que el personal de abordo cambia a diario y en el que te indica qué día de la semana es, para que el pasajero no se desoriente. Las dimensiones de la embarcación son tan inmensas que no es difícil perderse. Pero para ello, a cada paso, una maqueta del barco te indica donde estás.

En la piscina unos tomaban el sol y leían mientras, los pasajeros más atrevidos probaban con la tabla de surf en el simulador de olas en una de las cubiertas. Algunos niños se divertían en el parque acuático y otros, hacían ejercicios en el gimnasio. En el teatro, los bailarines ensayaban la coreografía del espectáculo nocturno.