Keith Flint, vocalista y bailarín de la banda, lució su peculiar aspecto y no defraudó al público, llegando incluso a bajarse del escenario.

Se anunció como el concierto del verano, y así fue. El martes por la noche el hotel rockero se desmelenó para recibir el potente directo de The Prodigy, banda inglesa que revolucionó en los 90 los sonidos de la escena rave. Venían para celebrar el quinto aniversario de Ibiza Rocks y se encontraron con cientos de personas que abarrotaron literalmente el patio del hotel y se entregaron a bailar los ritmos más potentes de forma desenfrenada.

Cuando Liam Howlett, compositor, teclados y miembro fundador de la banda, se colocó en su set, en el que unos de sus ordenadores predicaba un Take me to the hospital, nombre de su último LP, las manos del público se elevaron aclamando al resto de los componentes.Keith Flint, vocalista, bailarín y showman, aparecía junto a Maxim, MC y vocalista; para inaugurar un concierto de más de hora y media con Breathe, del álbum The Fat of the Land, tercero del grupo. El segundo tema del espectáculo sería Omen, del álbum con el mismo título y publicado en 2009.

Keith Flint no dejó de moverse por el escenario poseído. No defraudó a sus seguidores y se bajó del escenario para caminar sobre las manos de sus fans. No faltaron temas de Their Law o el clásico Out of space, grabado en 1992 y publicado en el disco de debut de la banda, Experience. «Es uno de mis temas favoritos», decía Keeley Gray emocionada, de CSC Media Group, mientras bailaba sin ni un segundo. Además de este, otros 12 medios británicos estuvieron acreditados para cubrir el evento.

Tenían al público totalmente cautivado. Al ritmo de su controvertido tema Smack my bitch up, Maxim consiguió que todo el mundo se agachara. Para segundos después, en el momento álgido de la canción saltar todo a la vez. Fue, sin duda, uno de los momentos más vibrantes del concierto.

Para cerrar, y tras hacer una breve desaparición del escenario, apenas hizo falta que el público gritara un par de «We want one more¡»(Queremos una más), para que los chicos de The Prodigy hicieran botar al público con Firestarter, otro de sus grandes hits. Con todo el público agotado y empapado en sudor, las camisetas hacía ya rato que no cubrían los torsos, la banda inglesa se despedía de su primer concierto en la isla.