Subida a unos inmensos tacones, protegida con plumas y antifaz y acompañada por su amigo Fernando Estrella y «perrito faldero», como ella misma se refería a él, apareció Rossy de Palma en el escenario de la mainroom de Café Olé, donde minutos antes cuerpos casi desnudos de líneas griegas se habían estado contoneando sudorosos. La musa de la extravagancia hizo una breve presentación, además de las felicitaciones a la fiesta por estos once años de diversión y trabajo. «Ahora os dejo con la diva del burlesque Vinila von Bismark», concluía Rossy, que abandonó el escenario sin soltar la cadena de su amigo 'canino'.
El saxofonista de The Lucky Dados, banda con la que Vinila Von Bismark ha publicado el disco The secret carnival, comenzó a marcar los tiempos del baile-seducción de la diva rubia de labios carnosos. Poco a poco, Vinila Von Bismark se fue despojando, primero, de sus guantes, después de su largo vestido negro -dejando ver un corsé de pedrería-, de su gran sombrero con plumas y, por último, en un juego a veces inocente a veces provocativamente premeditado, se deshizo de sus medias.
Llegaba el momento de despojarse del corsé. Con la destreza que da la experiencia desanudó una a una las cuerdas y los corchetes del corpiño para dejar ver, no si antes cubrirse el torso con unas enormes plumas, dos pezoneras que se agitaban con gracia ante la ovación del público. Fin del show burlesque de Vinila Von Bismark, que dejaba el ambiente cargado de erotismo y al público con ganas de más.