Zanahorias que hacían de extremidades, berenjenas por cabeza y hermosos pimientos que se convertían en torsos. Las combinaciones posibles eran tantas como diera la imaginación en el taller de títeres elaborados con verduras frescas. «La idea es hacer todo el proceso. Comprar las verduras, hacer los títeres, jugar con ellos o hacer una representación y por último, cocinarlos y comerlos. Aunque hoy haremos sólo los títeres y las representaciones», explicaba Rafael Alcántara, responsable de este singular taller, que nació del espectáculo El petit circ de las verdures.
Mientras, en la mesa, Marta, de 4 años, y su madre, Mar, buscaban la manera de ponerle una sonrisa a su marioneta, algo que quedara bien en su cabeza de manzana y que destacara con sus ojos hechos con higos. «Bueno, he encontrado un plástico verde que puede servir», decía Mar, que se mostró muy satisfecha con esta actividad. «Es muy interesante que se hagan este tipo de cosas para los niños. Aunque creo que no se le da mucha publicidad. Yo me he enterado por casualidad». El final de su efímera creación pasaría por la olla. «Esta noche haremos un pisto o un puré de verduras con el títere», comentó la madre.
«Con las verduras se consiguen elementos muy grandes, que otros materiales no dan, y son muy fáciles de engarzar con alambres o palos de madera, por ejemplo», añadía Alcántara, mientras hacía una demostración de los movimiento de una de las marionetas realizadas como ejemplo.
En otro lado del Mercat Vell, que volvió a ser uno de los escenarios de los talleres que este año han convertido la Mostra de Creativitat en un evento que ha apostado por la participación, se estaba desarrollando uno para hacer galletas típicas de Balears. Estrellas, corazones y los más ingeniosos hicieron la torres de la Catedral de Dalt Vila. Puro ingenio culinario con la colaboración de Marga, de S'Ametller. Hoy, durante todo el día, continúan los talleres.
lNatalia Salazaranahorias que hacían de extremidades, berenjenas por cabeza y hermosos pimientos que se convertían en torsos. Las combinaciones posibles eran tantas como diera la imaginación en el taller de títeres elaborados con verduras frescas. «La idea es hacer todo el proceso. Comprar las verduras, hacer los títeres, jugar con ellos o hacer una representación y por último, cocinarlos y comerlos. Aunque hoy haremos sólo los títeres y las representaciones», explicaba Rafael Alcántara, responsable de este singular taller, que nació del espectáculo El petit circ de las verdures.
Mientras, en la mesa, Marta, de 4 años, y su madre, Mar, buscaban la manera de ponerle una sonrisa a su marioneta, algo que quedara bien en su cabeza de manzana y que destacara con sus ojos hechos con higos. «Bueno, he encontrado un plástico verde que puede servir», decía Mar, que se mostró muy satisfecha con esta actividad. «Es muy interesante que se hagan este tipo de cosas para los niños. Aunque creo que no se le da mucha publicidad. Yo me he enterado por casualidad». El final de su efímera creación pasaría por la olla. «Esta noche haremos un pisto o un puré de verduras con el títere», comentó la madre.
«Con las verduras se consiguen elementos muy grandes, que otros materiales no dan, y son muy fáciles de engarzar con alambres o palos de madera, por ejemplo», añadía Alcántara, mientras hacía una demostración de los movimiento de una de las marionetas realizadas como ejemplo.
En otro lado del Mercat Vell, que volvió a ser uno de los escenarios de los talleres que este año han convertido la Mostra de Creativitat en un evento que ha apostado por la participación, se estaba desarrollando uno para hacer galletas típicas de Balears. Estrellas, corazones y los más ingeniosos hicieron la torres de la Catedral de Dalt Vila. Puro ingenio culinario con la colaboración de Marga, de S'Ametller. Hoy, durante todo el día, continúan los talleres.