Una primera fase de urgencia para crear franjas de seguridad en caminos, carreteras, viviendas y tendidos eléctricos; una segunda e importante actuación sobre el terreno para evitar la erosión que pueden provocar el viento y la lluvia en las pendientes de la montaña; una tercera fase de desembosque de las zonas planas, y una cuarta etapa para el análisis de la regeneración natural, para decidir si se debe hacer una repoblación con pinos y sabinas autóctonas.
Estos son los pasos que sigue el Plan de Restauración Ecológica de Benirràs elaborado por la Direcció General de Biodivesitat de la Conselleria de Medi Ambient. Una propuesta destinada a regenerar las 363 hectáreas incendiadas entre el 22 y el 25 de agosto, que costará 2.448.649 euros, y se extenderá durante tres años.
El informe fue presentado por el Institut Balear de la Natura (Ibanat) al Consell y al Ayuntamiento de Sant Joan y está abierto a sus propuestas. Sin embargo, las primeras actuaciones en materia de seguridad ya han comenzado.
Según el informe, estas primeras intervenciones abarcarán una superficie de 55,23 hectáreas para eliminar «de forma urgente los árboles con riesgo de caída para la preservación de viales, líneas eléctricas y entornos urbanos».
Paralelamente, el plan prevé una segunda actuación que consiste en «la lucha contra los fenómenos erosivos y procesos de desertificación» y que se debe realizar «lo más rápidamente posible después del incendio para evitar dañar al regenerado emergente y evitar focos de infección de plagas».
Este trabajo comenzará en noviembre y se realizará de forma manual y mecanizada. Para ello, se espera la llegada de una máquina 'retroaraña', cuya configuración «es completamente hidráulica, con 360º de giro», se desenvuelve en zonas de difícil acceso y sirve también para triturar los pinos muertos.
El 71% de la zona afectada tiene pendientes superiores al 20% (259 hectáreas). Esta situación, no sólo complicó las labores de extinción sino que provoca que el riesgo de erosión sea elevado. Por ello, durante este año forestal, que se extiende de octubre a mayo, la 'retroaraña' y el trabajo manual servirán para crear fajinas mediante la colocación de árboles muertos en perpendicular a las pendientes, a fin de que las lluvias no laven la tierra y descubran la roca madre de la montaña.
Según destaca el informe, en Benirràs «se quemó prácticamente la totalidad de la superficie de la Red Natura 2000 catalogada como LIC (Lugar de Interés Comunitario)». La vegetación de la zona incendiada está formada, sobre todo, por pinos y una combinación de sabinas y enebros, siendo el pino carrasco la especie arbórea más afectada. «Se trata de una especie autóctona de Balears que se distingue por su resistencia a la sequía y tiene una gran importancia como protectora en regiones de acusada aridez», alude el informe. Sin embargo, la zona inmediata a Cala Xarraca y Benirràs, también está protegida pero no fue afectada.
Por ello, paralelamente a los trabajos se realizará una vigilancia para preservar la sanidad ambiental. Esto ocurre porque el bosque quemado y la madera muerta son focos para plagas que se pueden expandir fuera de las zonas incendiadas.
Una vez se realicen las primeras actuaciones se diagnosticará el daño sobre elementos singulares de la fauna, como pueden ser el halcón Eleonor, la curruca balear, o el cormorán moñudo, a fin de plantear su recuperación.
Según el plan, después del verano de 2011 se decidirá si es necesaria la repoblación en caso de que no se produzca una evolución de la regeneración natural.