La Asociación de Vecinos de Sant Antoni entregó ayer en el Ayuntamiento 2.571 firmas recogidas en el casco urbano, para expresar su descontento «con la gestión del equipo de gobierno» y para denunciar que durante la temporada «las Ordenanzas Municipales se convierten en papel mojado».

El escrito que acompaña las firmas asegura que el Consistorio «pretende minimizar, o incluso ignorar, la problemática del municipio» que, según destaca, son las mismas que hace una década aunque «agravadas y aumentadas por la dejadez, la falta de autoridad, de voluntad y, sobre todo, la incapacidad de hacerles frente». «Los habitantes de Sant Antoni nos seguimos quejando de la suciedad existente en todas las calles del pueblo», remarca el escrito, que indica que esto «es un hecho» y que los vecinos son testigos «de los esfuerzos realizados por algunas brigadas de limpieza para eliminar el volumen de suciedad que se produce, empeorado por el nuevo tipo de baldosas».

Asimismo, denuncia que «la prostitución callejera no se elimina» sino que «cada año se incrementa». «Las prostitutas campan a sus anchas, se hacen servicios en los parkings, portales e incluso en las calles, a cualquier hora del día y de la noche, y el equipo de gobierno no las persigue», se quejan de los vecinos, que no olvidan los ruidos, entre sus críticas. «Estos siguen siendo los mismos, si no más, y excepto alguna que otra sanción para cubrir expedientes imperdonables, los polucionadores siguen campando a sus anchas, ante la vista gorda de quienes deberían hacer cumplir las ordenanzas de las que tanto alardean», afirma.

Según la carta dirigida al Consistorio, «resulta escandaloso que cada verano debamos sufrir los excesos de nuestros jóvenes visitantes, quienes, apenas ponen un pie en este municipio, puede comprobar cómo la ley de la selva es un hecho». «Podríamos seguir, pero para muestra un botón ya que en las fiestas populares y para demostrar que somos el pueblo más marchoso de la isla organizamos un beach party convertido en un botellón popular que dura hasta el amanecer», agrega, y lamenta que «Sant Antoni siempre tiene que ir más allá de lo que el sentido común dicta».