La defensora de derechos humanos en Colombia Berenice Celeyta respondió las preguntas de los estudiantes | ESTER REQUENA

Cuando acabe el conflicto mi sueño es poder dedicarme a ser artista, dedicarme a la fotografía y no pensar en la guerra. La esperanza me mantiene viva». Así concluye el documental La Defensora centrado en la figura de Berenice Celeyta, activista en derechos humanos y periodista por la Universidad Externado de Colombia, que los alumnos del instituto Sa Blanca Dona de Eivissa vieron ayer para conocer mejor el conflicto social y armado que tiene lugar en el país sudamericano desde hace más de 20 años.

«El objetivo fundamental de este documental que Paz con Dignidad ha hecho sobre mí, pero que podría haber hecho sobre cualquier otra persona que defienda los derechos humanos en Colombia, es mostrar que la situación es mucho más grave de lo que muestran los medios de comunicación», explicó Celeyta, quien destacó además el papel corrupto y victimista del ex presidente Àlvaro Uribe: «El gobierno actual, y el anterior del ex presidente Uribe, ha sido uno de los que peor recuerdo ha dejado en la población por su acción en contra de los defensores de los derechos humanos. Uribe siempre mostró un estado colombiano víctima del narcotráfico, de los paramilitares, de las guerrillas...pero eso no es cierto. Lo que sí es verdad es que el Estado colombiano ha hecho de la violencia una seña de identidad porque ha entrenado a grupos paramilitares para que repriman a todo aquel que piense diferente», explicó Celeyta para responder, segundos después a la siguiente cuestión «¿Y por qué el gobierno paga a paramilitares?». «Para defender los intereses de unos pocos y manejar la economía», explicó Celeyta, quien desde que empezó a luchar por la defensa de los derechos humanos ha hecho del nomadismo su estilo de vida: «Si me hubiera quedado en mi país posiblemente me hubieran matado», apuntó. Y es que quizá la frase que mejor resume la situación actual en Colombia es la que más silencio provocó entre los estudiantes de Sa Blanca Dona por su crudeza:«Pensar diferente en Colombia es una sentencia de muerte».