Cancelado. Así se podía leer ayer por la mañana el estado de los vuelos en las pantallas del aeropuerto de Eivissa como un fiel reflejo de lo que quedó del puente de la Constitución para cientos de ibicencos que tenían previsto tomarse unos días fuera de la isla.

En la terminal, por la mañana, se juntaban los viajeros que tenían previsto volar ayer con los que habían sido reubicados debido a las cancelaciones del viernes. Sin embargo, en los mostradores de las compañías aéreas, la propuesta seguía siendo la misma: volver a retrasar el vuelo o el reembolso del dinero, una posibilidad que no se daba en todas las empresas. Sin embargo, las cancelaciones y los cambios del primer día surtieron efecto y los centenares de pasajeros que se acumularon el viernes al inicio de la huelga encubierta de controladores, se redujeron a unas decenas. Y detrás de cada cancelación o retraso, el relato de un viaje y un puente arruinado.

«Iba a irme con mi marido dos días a Alicante y otros dos a Valencia. Y resulta que estos sinvergüenzas dejan su puesto de trabajo», explicaba Dolores, que tenía previsto volar ayer a las 10,00 horas y que ayer esperaba cambiar su billete para el lunes, ya que no quería renunciar a disfrutar de dos días en Valencia.

Más difícil lo tenía Lola Lozano debido a que el pasajero, en este caso, iba a ser su hijo Eduardo, de diez años. «Estoy quemada porque tenía que salir mi hijo a ver a su padre, y cuando vimos que no iba a salir, por poco le da un ataque de ansiedad», relató, y se quejó de que el teléfono habilitado por Iberia para información «no sirve para nada».

A las salidas frustradas también sumaron los casos de regresos que se verán retrasados. Esta es la situación de dos jóvenes belgas, que habían venido a Sant Josep para trabajar en un proyecto de construcción y decoración, contratados por una empresa ibicenca. «Vamos a canjear el billete porque tienen un vuelo a Madrid y, de allí, a Bruselas. Esto supone para nosotros gastos extras de comida, cena y hospedaje que tienen que correr a cargo de nuestra empresa, y no sabemos si será una noche, un día, dos o cuatro», explicó César Moar, un representante de la empresa que les había acompañado al aeropuerto.

Esta incertidumbre fue la tónica general en el sentir de muchos pasajeros. «Tenía que volar hoy a las 14,00 horas y ahora me han puesto para mañana (hoy) a las 14,00 horas, y no es fijo. Iba a Madrid y después tenía mi coche de alquiler para irme al norte. Me lo perderé todo», se quejaba, por su parte, María Morín Cantuche.

Pero las opciones de aceptar ser reubicado o directamente cancelar no eran las únicas que barajaban los pasajeros. Muchos buscaron la vía marítima para salir de la isla. Este también fue el caso de Joan Vallés, que esperaba que le reintegraran el dinero. «No me fío, entonces quiero que me devuelvan el dinero y me voy a coger un barco», destacó minutos antes de pasar por el mostrador de Iberia, donde no le dieron opción de reembolso del dinero. «Me he quedado igual, mañana tengo que volver porque sólo pude cambiar el billete», se lamentó.

Sin embargo, en la misma compañía aérea sí le dieron a Belén Rodríguez la posibilidad de reembolso por cancelación pero pagando «40 euros por tasas». «Yo ya no quiero viajar, quiero que me devuelvan el dinero, y luego ya reclamaré los 40 euros por otra vía», concluyó.