Caricatura de Antoni Marí Marí, de 'Ca na Rota' | Àlex Fito

Asegura Antoni Marí Marí, de Can Rota (Sa Cala, 1947), que las casualidades marcan la vida de cada uno. Hijo de agricultores, se dedicó a la enseñanza por su maestro Joan Joan Riera, quien le ofreció la posibilidad de estudiar el bachiller por la noche. Estudió Magisterio en Palma, dio clases, entre otros lugares, junto a la extinta Ca na Palleva, pero fue en sa Bodega donde ejerció como docente durante 34 años y se jubiló. Es uno de los impulsores de Entesa Nacionalista i Ecologista (ENE), fue delegado de Educació (1998-2003), amante de la tradición ibicenca, miembro del GEN, uno de los fundadores de la Colla de sa Bodega, actor y acaba de ganar el premio Baladre por su trabajo de investigación Escola i Mestres de sa Cala. De sa Cala dice que «es un pueblo pequeño pero muy grande en su historia».

-¿Fue fruto de la casualidad ser delegado de Educació?
-No lo sé. Aquí habría que hablar de cuotas. Educació estaba en manos del PSM y nosotros, como ENE, formamos parte del grupo parlamentario. Fue una sorpresa, cuatro años muy complicados. Hicimos muchas cosas que fueron muy torpedeadas por el PP, como los convenios de financiación.

-¿Está la educación ahora para echarse a llorar?
-Está complicada. Me preocupa que sea siempre la hermana pobre, parece que lo último que se piensa es en la educación y debería ser al revés. Recuerdo en aquella etapa que se declaró Eivissa como zona de intervención urgente. Si se hubiera cumplido el mapa escolar se podrían haber dado soluciones.

-Pero pocas cosas se han hecho desde entonces.
-Pocas y pequeñas. Un caso es el de la escuela de sa Bodega, que debería de haberse conservado el aparcamiento subterráneo y todos los vecinos lo agradecerían. Comprendo y entiendo que el proceso administrativo es muy largo pero la educación se tendría que tener más en cuenta.

-¿Hizo bien en dimitir la anterior delegada, Margalida Marí?
-A los delegados nos pasa una cosa: podemos sugerir, decidir, pero no ejecutar. Puedo proponer muchas cosas para el mapa escolar, pero dónde está la parte económica. No me planteé dimitir porque si me han llamado he de hacer mi trabajo, pase lo que pase. Las dificultades existen siempre, e incluso dentro del partido.

-¿Se sintió decepcionado?
-Soy muy conformista en este aspecto. Si fuera delegado ahora, lo vería de otra manera. Había ayuntamientos que no nos tomaban en serio y es una pena porque eso iba en contra del municipio.

-¿El conformismo está reñido con la política?
-No me exalto, soy pacífico, pero eso no quiere decir que no sea exigente, o al menos lo intento.

-Está muy comprometido con las tradiciones ibicencas. ¿Se debería dar 'ball pagès' en los colegios?
-Las mismas asociaciones de padres son las que han fundado muchas escuelas de baile que han derivado en grupos. La Colla de sa Bodega surgió por iniciativa de los padres. Estaría encantado.

-Otra faceta suya es la de actor. ¿Es verdad que tenía fama de galán?
-Eso no puedo decirlo yo. Merche Chapí me dio varios papeles y el primero era de mono. Hice el Lindo Don Diego y me lo pasé muy bien.

-¿Si le dieran a decidir, con qué se quedaría?
-No concibo la idea en una sola dirección, sino una combinación de todo. Me ha gustado siempre tener un abanico de posibilidades para la vida y la sociedad. Eso de ser actor siempre me había cautivado. Me gusta mucho disfrazarme (risas). Participaba en todas las rúas.

-¿Sigue disfrazándose?
-Ultimamente no. La última vez que me disfracé fue por una protesta por unas normas urbanísticas.

-Defiende que se mantenga el paisaje natural de Eivissa, pero la cosa va bastante mal.
-No sabemos como irá. Ya es hora de que digamos la isla que queremos: o la urbanizamos o la preservamos. Siempre he sido partidario de que se compense al propietario de un paisaje.

-Entonces no le parecerá lo más adecuado la retirada del PTE por Tarrés.
-No ha sido acertada. Ya sé que hubo muchas presiones. Tengo muy claro que tenemos que manternos muy firmes en las decisiones de protección del territorio.

-Con tanta actividad no le veo ahora de jubilado con la manta en el sofá.
-Ahora por fin digo que hago casi lo que me da la gana.