En las pantallas de llegada y de salida todo correcto. Ninguna cancelación, apenas ningún retraso. Los viajeros que llegaban ayer por la mañana al aeropuerto de Eivissa para coger un avión alucinaban con el panorama tan asombrosamente tranquilo que había tras los dos días de caos que se han vivido en la terminal.

Los únicos vestigios de la crisis eran algunas colas ante las oficinas de las diferentes compañías aéreas para poder cambiar los billetes o intentar que les devolvieran el dinero. Es el caso de Mónica, que el viernes tenía que salir a las 19,00 horas a Barcelona. «Estuve aquí hasta las doce, cada vez nos retrasaban más el vuelo, nos daban falsas esperanzas cuando en realidad el vuelo no iba a salir», relató esta afectada, que lamentó que los controladores le hayan «estropeado el puente» porque se pasó el viernes seis horas haciendo cola y cuatro más el sábado sin poder cambiar su billete. «Ahora ya he traído todos los papeles para demostrar a Iberia que todo estaba bien y si no me dan el billete lo denunciaré», explicó esta chica en la cola de la oficina de Iberia, que era, junto a la de Ryanair, la que tenía más gente.

En el mismo mostrador estaba Joan, que tenía que volar de Palma a Eivissa el viernes y optó por llegar en barco el sábado. «Me he quedado sin un día de puente, además he perdido un día de hotel y de coche que ya había pagado», se lamentaba este mallorquín.

La oficina de Spanair estaba más tranquila. Las chicas del mostrador explicaron que lo peor ya ha pasado y que mucha gente ha optado por el reembolso del precio del billete. «La gente que se tenía que ir se ha ido, pero hay muchos que han preferido el dinero», explicaron.

Repercusión

Otra de las afectadas fue Merche, que tenía billete para volar el sábado a Valencia e intentaba que la recolocaran hoy porque había quedado con familia allí para aprovechar el puente. «Los controladores han sabido elegir bien el momento para tener una repercusión increíble», comentaba esta chica. En la misma cola de reclamaciones de Ryanair estaba Francisco, que quería quejarse del cobro «ilegal» del equipaje. «El Gobierno ha reaccionado tarde», se lamentaba.

También Irene, una ibicenca que se iba a pasar el puente con sus amigas a Madrid estaba en la misma cola. Tenía billete el sábado y había podido cambiarlo para ayer domingo. El problema es que cuando le dio a imprimir las tarjetas de embarque le seguía apareciendo la fecha del sábado y se acercó al aeropuerto porque quería cerciorarse de que todo estaba correcto. «Hemos perdido un día de puente y un día de hotel», explicó esta afectada, que se lamentaba de la «putada» que ha supuesto para muchos esta huelga encubierta y que confiaba en no tener ningún problema para volar ayer mismo. También dos días le costó a un santanderino llegar a Eivissa para ver a su novia, que le estaba esperando en la puerta del aeropuerto y que le dio un sentido abrazo. La recompensa bien valió la espera.

Más suerte tuvo Mercedes que tenía vuelo a Madrid para enlazar con Montevideo y cruzaba los dedos para poder coger el enlace o un grupo de mayores de Menorca que volvían cargados de ensaimadas y cuyo vuelo salía puntual.

Un retraso por combustible

Un vuelo procedente de Barcelona que tenía que salir a las 14,40 sufrió un retraso de una hora. «Hemos estado esperando dentro ya del avión, pero nos han dicho que no era por los controladores, sino por un problema de combustible», relató Irene, una de las afectadas, que sufrió largas colas en el aeropuerto de El Prat, donde la situación no fue tan tranquila como en Eivissa.