Eivissa está llena de rincones impregnados con su propia magia y uno de ellos es la carpintería de Can Beia, que Joan Vicent Torres Riera utiliza como refugio para devolver a la vida pequeños y grandes tesoros.

Joan es la tercera generación de carpinteros artesanos que se dedican a la recuperación de mobiliario ibicenco tradicional. A sus 34 años asegura saber que «hay otra gente en la isla que se dedica a la recuperación de muebles pero no de un modo profesional» y es comprensible ya que «es muy mercado muy duro». «Para restaurar un mueble tienes que saber cómo hacerlo para llegar a hacer un trabajo final coherente que no dañe su esencia», comenta Joan.

El taller en el que trabaja se inauguró en 1956. «Mi abuelo aprendió el oficio con un tío suyo y la verdad es que tenía fama de ser muy buen carpintero», recuerda Joan que sonríe al reconocer que aún conserva clientes suyos.

Este joven carpintero estudió hasta los 26 en la escuela de artes donde su padre era profesor y se formó en ebanistería y decoración, entre otras especializaciones. Joan comenta que «por las mañanas iba a estudiar allí, donde mi padre enseñaba, y por las tardes veníamos al taller a realizar trabajos de restauración que nos encargaban, pero principalmente era por gusto». Actualmente trabaja en dos piezas que tienen más de 200 años cada una, sin olvidar el valor económico y sentimental que eso significa.

Este artista de la madera asegura que «con la utilización de maquinaria matas la esencia del mueble», por eso continúa utilizando utensillos heredados de su abuelo para poder así crear trabajos únicos y conseguir de esta forma «el toque especial que tienen los muebles hechos a mano».

Restaurar un mueble antiguo con la conciencia puesta en realizar un trabajo bien hecho no es tarea fácil. primero se debe realizar un estudio de lo que es la pieza en general, ver su valor y contemplar lo que se puede recuperar y lo que falla. En un segundo paso se comenzará con el tratamiento de restauración propiamente dicho, en el que se deberá tener en cuenta y buscar la madera adecuada y que los materiales necesarios para reparar los daños sean exactamente iguales a los originales. «Lo que le da calidez a un mueble restaurado es lograr la simulación perfecta sin cambiar su concepto», defiende.

Su trabajo más espectacular «por dimensiones y por costoso» fue el realizado en el retablo de la iglesia de Sant Mateu en el cual trabajó con el pintor ibicenco Adrián Rosa. También han pasado por sus manos la talla del patrón de la iglesia de Sant Carles y las puertas de la de Santa Gertrudis, entre otros.