El vicepresidente de la Petita i Mitjana Empresa de Eivissa i Formentera (Pimeef), Alfonso Rojo, valoró ayer de forma negativa el anuncio del Gobierno de la subida de la tarifa eléctrica en un 9,8 por ciento a partir del próximo 1 de enero. «Es un precio que te cargan y con el que tienes que apechugar lo puedes transmitir a tus costes pero no lo puedes cargar a los productos porque ya está todo hinchado y el mercado no lo permite», explicó Rojo.

En este sentido, apuntó que, especialmente, los mayoristas de alimentación cuentan ya con una serie de «gastos fijos» con los que es imposible ahorrar, «y uno de ellos es el consumo energético». «Todo lo que son subidas nos parece mal porque no podemos transmitirlo a nuestra actividad diaria», reconoció el vicepresidente de la patronal.

Para el pequeño comerciante esta subida de la factura eléctrica es una «losa más», según Alfonso Rojo, «porque aunque pueda parecer que la subida no es excesiva, es un incremento más porque luego tendrás otro tipo de aumentos con las que se está perdiendo competitividad diariamente», matizó. «Para el pequeño comercio es muy malo todo tipo de subidas», apostilló Rojo al considerar que, a pesar de que la factura se encarecerá una media de 3,2 euros al mes por hogar, según el Gobierno, y 38,4 euros al año es perjudicial para el empresariado pitiuso.

Competencia irreal

El vicepresidente de la Pimeef reiteró su descontento con el incremento de la factura eléctrica al considerar que se trata de un mercado con poca competencia: «Si hablamos de un sector que te ofrece libertad y una competencia real en la que puedas buscar un operador más barato pues cada empresario ya se sacará las castañas, pero en el ámbito energético, a pesar de ser un mercado que está liberalizado y con varios operadores, todos te ofrecen las mismas condiciones con lo cual no hay una competencia real».

Asimismo, Rojo aplaudió la iniciativa de la asociación Facua de remitir cartas de protesta dirigidas al presidente del Gobierno: «Todo lo que sea dejar constancia de que estamos en desacuerdo con estas subidas nos parece bien, otra cosa es la efectividad que puedan tener».

Cartas protesta contra Zapatero

La asociación Facua ha convocado una movilización ciudadana contra la subida de las tarifas eléctricas mediante el envío, a través de su página en Internet, de cartas de protesta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, según anunció ayer el portavoz de esta entidad, Rubén Sánchez. Según Facua, esta subida de tarifas responde a una política energética del Gobierno «plegada a los intereses de las eléctricas» y supone una subida «desproporcionada» que evidencia que la política energética del Ejecutivo es «contraria a los derechos e intereses de los consumidores» y está «plegada a intereses empresariales». Facua recordó que la tarifa eléctrica ha subido en los últimos cuatro años casi un 50 por ciento y ha denunciado «la falta de control» que, en su opinión, existe sobre «las irregularidades que cometen las eléctricas».

La «medida que faltaba» para «apuntillar» a las Pymes para su «desaparición»

El presidente de la Federación de Pimem, Juan Cabrera, advirtió de que la subida de la luz y del gas en un 9,8 por ciento, que entrará en vigor el próximo 1 de enero, es «sin duda la medida que faltaba para apuntillar de lleno a la pequeña y mediana empresa para su desaparición».

En un comunicado, Cabrera recordó que el coste energético es una de las partidas «más gravosas» que tiene en la actualidad el pequeño y mediano empresario, «que a lo largo de 2010 ha sido sistemáticamente estrangulado financieramente por el aumento del IVA; la crisis y la caída del consumo; el todo incluido; el incremento de la morosidad, y por supuesto, la ley del tabaco, que a partir del 2 de enero mermará en aproximadamente un 10 por ciento el consumo en bares y restaurantes».

En este sentido, señaló que el cierre de bares y restaurantes durante 2010 ha sido «masivo» y precisó que «no se trata solamente de pequeños establecimientos familiares con escasos recursos, ya que el mazazo también lo han padecido importantes y prestigiosas empresas consolidadas por decenas de años de trabajo y sólidas plantillas, que no han tenido más remedio que decretar suspensión de pagos y quiebra definitiva».