El primer día sin humo en los bares y restaurantes se vivió ayer con un cumplimiento bastante alto de la ley en los establecimientos abiertos. El buen tiempo y el sol hicieron que la medida no se notara tanto por la mañana, porque muchos se sentaron en las terrazas, donde sí está permitido encenderse un cigarrillo.

En la cafetería Milán ya habían retirado todos los ceniceros y en un par de días pondrán un cartel para que quede claro que no se puede fumar. «Nadie se ha encendido un cigarrillo aquí dentro, sólo uno que no se había dado cuenta», explicó uno de los camareros. Menos información tenían en el bar Sa Murada, donde el propio empleado estaba fumando porque no se había enterado de que la ley había entrado en vigor. «A mí nadie me había dicho nada y los clientes que han entrado no han fumado», explicó Juan, que cree que la medida les va a perjudicar, sobre todo ahora que hay crisis.

Sin información

Algunos propietarios y encargados se quejan de la falta de información que ha habido, porque no han recibido una circular que les explique exactamente dónde se puede dejar fumar y dónde no, sobre todo si son terrazas tapadas parcialmente con toldos laterales.

Pepe, del bar Unión, lamentó esta falta de información pero indicó estar totalmente a favor de la nueva legislación pese a ser fumador. «El ambiente estará más limpio, el tabaco es una asquerosidad», dijo Pepe, que asegura que ahora se evitará trabajo porque no tendrá que limpiar tantos ceniceros. Tampoco Vicent, propietario de un bar de la Plaza del Parque, ha recibido ninguna información oficial. «No estoy de acuerdo con la medida, pero la tendremos que acatar; ahora hace buen tiempo y se puede salir fuera, pero cuando llueve y hace frío es una molestia», indicó Vicent, que por otro lado lo ve positivo porque los niños no tendrán que respirar humo, aunque teme que el negocio baje un poco.

En la cafetería Montesol, una de las más veteranas, tampoco había ni rastro de humo. «Sólo ha fumado una persona, porque se le ha ido la olla, no se acordaba y le hemos tenido que decir algo, pero nadie más», explicó una camarera, que asegura que no está de acuerdo con la ley porque es «muy fumadora». Más contenta estaba Ofelia, del Café Mar y Sol, que a partir de ahora podrá trabajar «en un ambiente más limpio». También están contentos los que tienen niños, como Noelia, madre de un bebé, que asegura que ahora ya podrá ir al bar con sus amigas sin miedo a que su hijo respire el humo. Otros, como Jordi, que no es fumador, dicen estar en contra de la medida porque los bares perderán dinero. «Yo seguiré viniendo igual, pero a mí el humo no me molestaba», asegura. Algunos clientes dicen que habrá dificultades por las noches, porque la gente saldrá a fumar y habrá más ruido en la calle, con las consiguientes quejas vecinales.

Alberto, empresario: «Muchos bares perderán clientela»

Alberto, propietario de un bar de la plaza del Parque, indicó que la idea de prohibir fumar en los bares «es buena» pero su puesta en marcha es «demasiado radical». «Muchos bares perderán clientela, aunque los que tengan terrazas pueden salir beneficiados», explicó Alberto, que sólo fuma cuando va a los bares. «Ahora probablemente dejaré de fumar», remarcó.

Yanyré, camarera: «Cuando la gente lleve tres copas me tendré que pelear»

Yanyré, camarera de sa Perfumeria, explicó que la gente en general está informada y durante la mañana de ayer no tuvo problemas. «Lo que ocurre es que luego, cuando los clientes lleven tres copas, me tocará pelearme con todo el mundo», indicó esta trabajadora, que cree que se perderá negocio y que la gente optará por quedarse en casa y hacer sus propias fiestas.

Mariano: «No dejaré de fumar, pero sé que me quitaré diez cigarros al día»

Mariano estaba ayer tomando un café en un bar de la Plaza del Parque. «Yo estoy a favor. No dejaré de fumar, pero sé que me quitaré diez cigarros al día», explicó este cliente, que había salido al exterior del local a fumar. «Los dueños de los bares sí que lo ven con preocupación porque se temen que esto pueda tener detrás un afán recaudador por las multas», añadió.

Xavier, camarero: «A mí me parece bien, ya no me llorarán los ojos»

A Xavier, camarero de La Cava, le parece bien la medida porque no fuma y a partir de ahora trabajará en un ambiente más respirable. «Ya no me llorarán los ojos», dijo este trabajador, que explicó que durante la mañana sólo una mesa de las que estaba dentro se cambió a la terraza porque querían fumar. «Después de comer, cuando la gente quiera un cigarrillo, supongo que tendremos más problemas», añadió.