Ciudadanos fumando en las terrazas de Eivissa el pasado domingo.

El presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de la Pimeef, Pedro Ortiz, consideró ayer que la nueva ley antitabaco tiene muchos «contrasentidos». Añadió que «está afectando mucho al sector» y que ha llegado en un momento «crítico».
Ortiz remarcó que el tabaco «indiscutiblemente» no es bueno y daña la salud, pero insistió en que «entre unas cosas y otras se calcula que esta ley provocará unas pérdidas en el sector que pueden rondar el 20%».
Para el presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías «esta ley va a restar afluencia de público a los locales», pero lo que es más importante para él, va a restar también tiempo de estancia de los clientes en los bares. Y cuanto menos tiempo estén «menos consumirán, lógicamente».
En cuanto a las terrazas en las que la ley permite que se pueda fumar, para Ortiz puede que algunos empresarios se vean beneficiados, pero «no nos equivoquemos, porque hay terrazas que se han cerrado por el frío y en las que se han instalado estufas en las que tampoco está permitido el tabaco».
Indignación
Otras cuestiones, como que a los hoteles se les permita reservar hasta el 30% de sus plazas para clientes fumadores, «indignan bastante al sector porque nosotros tuvimos que hacer obras que ahora no nos sirven para nada. Son cosas que no tienen sentido».
Para Ortiz, además, hay aspectos «diabólicos» en la nueva ley antitabaco como que no se pueda fumar a menos de cien metros de un parque que tenga instalaciones infantiles y, sin embargo, «luego permitan fumar en un campo de fútbol, donde van chicos jóvenes e, incluso, niños con los padres. Es otro contrasentido».
Por otro lado, el Gobierno ha dado licencia en los últimos meses a 15.000 nuevas máquinas expendedoras de tabaco. «Podemos vender tabaco pero no se puede fumar», resaltó. Si favorecen que se pueda comprar tabaco en cualquier sitio, en lugar de limitar la venta a los estancos, reflexiona Ortiz, «da la sensación de que lo que se está buscando es aumentar la recaudación».
En otro sentido, Ortiz vaticinó que la gente que deje de acudir a los bares y restaurantes de Eivissa, comenzará a reunirse en las casas particulares. «No olvidemos que estamos en una situacion de crisis económica y, si encima de que la gente tiene menos dinero, se le ponen impedimentos, se tendrán que reunir de otro modo donde ahorren y puedan hacer lo que quieran», explicó.
Para Ortiz, esta ley deja en el aire situaciones complejas, como el caso en el que los clientes decidieran irse a fumar al baño durante su estancia en el bar. «¿La próxima ley nos obligará a tener detectores de humo en los locales para tener controlada a la clientela en todo momento?», se cuestionó
Ortiz también consideró que se daría un momento difícil si un cliente se enciendiera un cigarro en el restaurante. «Habría que invitarlo a salir a la calle a fumar con el perjuicio que nos supone para el consumo?, ¿o sería mejor que tuviéramos un cenicero en la barra para poder apagar esos cigarros?», planteó Pedro Ortiz.

«¿Cómo esperan que reaccione el empresario?»

Pedro Ortiz planteó diferentes situaciones hipotéticas donde, a su entender, la ley «no dice de modo claro» cómo tiene que proceder el dueño del bar o restaurante.
Ejemplo de ello, sería, según Ortiz, que un cliente entrara a comprar tabaco y se encendiera un cigarrillo en el camino de salida del bar. «¿Tendremos que estar pendientes y perseguirlo?», se preguntó
Otra cuestión de la Ley Antitabaco que no tiene clara Pedro Ortiz es si cuando el bar esté cerrado y «en ese momento no sea un local público», él, como propietario del local, podrá fumarse un cigarro en su despacho o en la barra. «Porque la ley prohíbe los humos, pero no el olor a tabaco», matiza el presidente de la asociación de bares.