Marià Castelló Martínez, arquitecto. | ALEX FITO

Eivissa, (1976). Con un año de existencia su familia se trasladó a Formentera y es allí donde desarrolla su actividad este arquitecto que se codea con los 'grandes' como Elías Torres o Jean Nouvel. Ya desde que estudiaba en Barcelona se vislumbraba un futuro prometedor al obtener la matrícula de honor su proyecto final de carrera. Con su casa estudio en es Pujols ha obtenido varios galardones como el Premio Opera Prima de Art Jove en 2006 o ser finalista del «Wan House of the Year Award 2007» y del Premio de Arquitectura Española y también algún otro quebradero de cabeza por los curiosos que se acercan a verla. Ha desarrollado proyectos y obras como la Plaza Europa, la restauración de la Torre de la Gavina o el centro artesano Antoni Tur Gabrielet que compagina con otros como la reciente exposición colectiva «Humanizar la ciudad».

-¿Es bastante crítico con la arquitectura de Formentera?
-Debo serlo porque así como el volumen anual de obras que se realiza es importante, hay muy pocas que merecen una consideración arquitectónica.

-Y eso que tienen figuras de renombre como el diseñador Philippe Starck ¿Le conoce?
-Lo conozco de haberme cruzado con él pero no me lo han presentado.

-¿Y le gusta?
-Me gusta mucho parte de su obra de objetos pero, en cambio, en la arquitectura es muy ecléctico y hay cosas que me interesan y otras no tanto.

-¿Qué considera imprescindible en una casa?
-Que responda a las necesidades de su usuario, como un traje hecho a medida, en el caso que se haga para él y, en general, veo imprescindible que reconozca el entorno donde se emplaza, como la orientación que lo envuelve, y la iluminación natural. No puede ser que un proyecto pueda ser colocado a cualquier lugar.

-Pero eso supone un coste adaptarlo a su entorno.
-No necesariamente. De hecho que una casa esté bien orientada implica una reducción de su coste energético. Hacer una lectura apropiada del entorno en el que se emplaza la edificación va a contribuir positivamente en muchos aspectos.

-No obstante, muchos compradores, a no ser los que tienen mucho poder adquisitivo, se dan cuenta a posteriori de estos detalles.
-Sí que es verdad que en el mercado inmobiliario, salvo en contadas excepciones, se habla de metros cuadrados y de los acabados pero pocas veces de la calidad arquitectónica.

-¿Se puede hacer una casa por 6.000 euros?
-(Risas) Por 6.000 euros no, pero por 60.000 sí. En Eivissa y Formentera es más difícil porque todo es más caro, como uno básico que es el hormigón y que cuesta un 30% más que la península.

-¿Se echa las manos a la cabeza cuando ve algunos edificios de Eivissa?
-Uno se alarma más por la excesiva densidad en algunos casos o por la escasa profesionalidad o sensibilidad del proyectista a la hora de diseñarlos.

-¿Comparte la opinión de que en el PP hay más tendencia a construir que en la izquierda?
-Yo diría que sí, pero también es verdad que esta frontera no es a veces tan tangible como se debería esperar pero se puede hablar de esa tendencia.

-¿Vive bien en una casa donde también se trabaja?
-Es una mala decisión. Sobre el plano está muy bien, yo siempre hablo de él como el proyecto de escuela. pero acarrea muchos inconvenientes. Cuando quieres trabajar es perfecto porque la distancia te separa de la casa es muy poca pero enseguida que pueda intentaré poner tierra de por medio.

-Con una casa tan premiada recibirá muchos visitas.
-No lo sabe bien. De mayo a septiembre la media es de uno diario y mira que está separada del camino de la Mola e integrada dentro de la vegetación, pero la gente piensa que es más de equipamiento y se acercan.

-¿Se conoce lo suficiente el patrimonio de Formentera como sus playas?
-Evidentemente no. La promoción de la isla incluye cada vez más su legado patrimonial pero la gente que viene busca otras cosas. Es un campo en el que los políticos han de trabajar mucho.

-¿Con tantos premios, es el niño bonito de la arquitectura?
-No, para nada. Hay técnicos muy buenos como Marc Tur, Daniel Redolat y otros que son grandes profesionales en Eivissa y no se les conoce tanto su labor. No me considero mejor que ellos.