Zaragoza (1946). Licenciado en Medicina por la universidad de aquella ciudad, tenía muy claro que lo suyo era la psiquiatría y la psicoterápia, pero antes «quería tener una buena identidad de médico» por lo que empezó a ejercer como doctor de pueblo. Nada más empezar hubo una novillada en las fiestas del pueblo con dos heridos graves. «Tuve que hacer de todo», rememora. Guarda buenos recuerdos de su etapa en Suiza, donde estuvo diez años.
Compañero de promoción de Manuel Alonso y Leopoldo Irriguible, en 1984 llegó a Eivissa de la mano de este último para el desarrollo del servicio de salud mental infantil y juvenil, del que se fue en 1992 «por desacuerdo por cómo se estaba desmantelando el servicio», dice. Desde entonces ejerce como psiquiatra en su consulta privada que compagina asesorando a Apfem, y ahora con Adisamef. Confiesa que es un hombre comprometido socialmente pero no políticamente «porque se pierde mucha independencia».

-¿No ha pensado en volver a la sanidad pública?
-Tendrían que cambiar mucho las cosas.

-¿Cómo que?
-¡Uff! Una forma de ver la atención al paciente basada en la verdadera calidad asistencial en los trastornos mentales y no en la cantidad. Las cosas empezaron a deteriorarse en el Patronato de Salud Mental cuando, desde la dirección, empezaron a presionarnos para que atendiéramos a mucha más gente aún a costa de la calidad del servicio. Ese fue uno de los detonantes para que yo expresase mi desacuerdo.

-¿Cuáles son sus relaciones con Leopoldo Irriguible?
-Lamentablemente, sus problemas de salud le hicieron abandonar sus funciones antes de tiempo, pero nos ha unido siempre una gran amistad.

-¿Los aragoneses tienen fama de tercos?
-La terquedad sería la tenacidad llevada al extremo y entonces, si es tenacidad, sí puede ser una cualidad. De mi arquetipo aragonés saco mi espíritu luchador y ser corredor de fondo, no de velocidad.

-¿Qué hay de cierto que los psiquiatras están como sus pacientes?
-En Suiza me puse en tratamiento. Allí se trabaja con una orientación psicoanalítica y es importante tu forma de ser en cómo se llevan las psicoterapias. Me resistí dos años, pero un sueño y la compresión del sueño me llevó a tratarme. El psiquiatra necesita una buena base de salud mental y un buen tratamiento personal.

-¿Sigue en tratamiento?
-No, duró seis años, pero he seguido trabajando conmigo mismo toda la vida.

-¿Qué pasa hoy en día que los ansiolíticos y los antidepresivos son los fármacos más demandados?
-Después del armamento y el tráfico de drogas, la industria farmacéutica ocupa la tercera fuente de ingresos del mundo. Genera una forma de comprender el ser humano basado en la biología con una visión muy reduccionista al dar un medicamento. Nos adherimos a eso porque nos evita poner en cuestión nuestro trabajo, nuestro estilo y forma de vida al depositar en algo ajeno a nosotros el poder milagroso de la curación, que nos libera de cualquier compromiso o responsabilidad.

-Vamos, que es más fácil tomarse una pastilla que ir a terapia.
-Efectivamente.

-¿Ha hecho alguna locura?
-Hace unos años, cuando era más joven, realice mi sueño de comprarme una moto y desplazarme en ella. Cuando me di cuenta, ya entrado en años, de que la locura era pretender ir en moto como un joven volví a la cordura y la vendí.

-¿No es mejor estar a veces más loco que cuerdo, tal y como está hoy la sociedad?
-Los humanos tenemos un cierto grado de locura, pero el problema es que eso tiene un gran poder destructor sobre uno mismo. Un cierto grado de locura puede asociarse a ciertos grados de originalidad y genialidad, como el caso de Dalí, pero no es un modelo con el que identificarse.

-¿No es muy arriesgado recomendar a un pirómano colaborar con los bomberos?
-Analicé mucho lo que pasó. El reflejo en la prensa de lo que se transmitió fue deformante. Todo fue malinterpretado. Después la Asociación Española de Neuropsiquiatría estudió mi actuación y la consideró ética.

-En conclusión, la culpa fue de la prensa.
-No, creo que hemos de ser críticos con nuestra forma de trabajar. De hecho, me llamaron del juzgado para atender a este chico en la cárcel y estuvo en tratamiento dos años. Se hizo voluntario de Protección Civil. Está completamente rehabilitado.