La Corporación municipal al completo, ayer, durante la entrega de premios. | DANIEL ESPINOSA

La ceremonia de entrega de premios y distinciones de Sant Antoni bien pudo titularse ayer la 'Gala de los premios Portmany'. Así se ambientó la carpa municipal instalada en el Passeig de ses Fonts y así también acudieron buena parte de los casi 400 asistentes al acto.
Las dos primeras filas de sillas ocupadas por representantes de ayuntamientos, de la dirección insular del Estado, del Consell, del Govern, y diversos cargos del Partido Popular, otorgaron el carácter institucional al evento, que se completó con todos los familiares y acompañantes de los premiados que anoche fueron homenajeados por la Corporación municipal de Sant Antoni.
Fueron nada menos que 30 las distinciones que se entregaron entre Medallas de Oro, Medallas de Plata, Premis Portmany, reconocimiento al Residente Ilustre e Insignia de Solapa de Plata, para distinguir a personas, empresas, asociaciones y entidades por sus méritos y su aportación en beneficio y mejora del municipio.
El motivo de tantos premiados, según el alcalde, José Sala, radicó en que «desde 2006 no se había entregado ningún Premi Portmany». Sin embargo, había un factor más significativo por el que Sant Antoni decidió celebrar por todo lo alto esta entrega de distinciones. Fue la última ceremonia presidida por Sala tras ocho años de mandato y así lo reflejó en un discurso de despedida. «Gracias a todos por permitirme realizar este trabajo y también a aquellos con los que he mantenido discrepancias, porque de la diferencia de criterios suele salir la solución adecuada. Me voy satisfecho con lo realizado pero también triste por dejar un cargo que me ha permitido compartir con todos vosotros un trabajo apasionante», aseguró Sala a los presentes.
Pero su discurso no fue el único de la noche, también pronunciaron algunas palabras, entre otros, los premiados con las Medallas de Oro, la máxima distinción del municipio. Las mismas recayeron en el Col·legi Santíssima Trinitat, en la Familia Torres, propietaria de los cines Regio y Torres, y en la Sociedad Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, cuyo presidente, Josep Ribas Cardona Bernadet, aprovechó para dejar algunas «reflexiones» sobre los payeses, «que por sus esfuerzos y sacrificios han preservado el paisaje y la tradición» y a quienes «muchas veces se les da la espalda». También bromeó sobre la posibilidad de que la medalla viniera acompañada «de dos o tres millones» para terminar con los problemas de la gente del campo, aunque aclaró que para la cooperativa esta distinción «es un tesoro».
Las Medallas de Plata recayeron en nueve clubes y asociaciones deportivas sin ánimo de lucro por realizar «una labor de cohesión social tan loable» y los Premis Portmany distinguieron «por su trayectoria profesional y la proyección social de su trabajo» a seis vecinos, a una academia de baile y a dos empresarios del sector de la restauración. También se entregaron tres insignias de solapa de plata a empleados públicos por sus más de 25 años de servicio en la corporación.