La carrera diplomática de José Luis Roselló (Eivissa, 1943) se ha desarrollado por diferentes continentes y, como bromea en la entrevista, «mis compañeros dicen que por donde voy estallan revoluciones y guerras civiles». Y no es broma, vivió en primera persona los conflictos en Managua en los años 70 (fue su primer destino) y la guerra de Angola, donde fue embajador entre 1992 y 1996. La trayectoria de este ibicenco que estudió en el colegio de sa Graduada y que inició su carrera diplomática con 20 años está plagada de anécdotas y vivencias. Entre ellas, destaca su labor en la 'recuperación' del Guernica de Picasso, ya que participó en las duras y «pícaras» negociaciones para que el cuadro regresara a España en 1981. Roselló era entonces consejero cultural y cónsul adjunto de España en Nueva York y tuvo un papel protagonista. Fue la ciudad neoyorquina donde pasó más tiempo de su carrera, once años; posteriormente trabajó en Angola, Kuwait, Casablanca, Viena antes de llegar a su destino actual, Omán.
En posesión de diversas condecoraciones nacionales y extranjeras, como la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco, reconoce que una de sus aficiones es navegar por el Atlántico Sur, «aunque menos de lo que hubiera querido» y recuerda que de joven le encantaba hacer vela con Vicent Fita.
Una de sus frustraciones es no haber podido acabar su carrera diplomática en Túnez, «por su clima mediterráneo y por los lazos culturales que le unen a España». De haber sido así, y tras los acontecimientos vividos los últimos meses, se hubiera vuelto a cumplir la máxima con la que bromean sus amistades.