Lina Sansano, por Àlex Fito.

Esta historiadora ibicenca, de Puig d'en Valls, está a las puertas del medio siglo con una actividad frenética laboral. Nieta de alicantino, de profesión alpargatero, y de ibicenca, confiesa que su pasión por la antropología y la etnografía le viene de pequeña. «Me gustaba que me contaran historias, saber cómo se apañaba la gente, las costumbres y las tradiciones», recuerda. Iba para docente pero ha acabado de gestora, aunque tiene una espinita clavada, la investigación. Sansano está al frente del Arxiu d'Imatge i So, la Oficina de Promoció Cultural del Consell d'Eivissa y del Museu Etnogràfic. Es licenciada en Historia General y Geografía y en Antropología Cultural por la Universidad de Barcelona. También cuenta con un Master en Museología y Patrimonio Etnológico.

-¿Se considera una 'pagesa' tradicional ilustrada?
-Ni pagesa, que ya me gustaría a mí, ni ilustrada. Yo , como Sócrates: «Solo sé que no sé nada». Me admira lo que sabe la gente, como mi propia abuela pagesa Catalina, o la artesana de las espardenyes que enseñó a la nueva generación. No fueron a la escuela y no tuvieron la oportunidad de aprender lo que los que sí hemos ido. Saben mucho de la vida y, a su lado, te sientes pequeña. En la vida siempre hay cosas por aprender.

-Pero con su curriculum y los cargos que tiene...
-Me considero un poco imán del trabajo, atraigo el trabajo, esto sí.

-Al menos se lo toma con humor, aunque el resto de su familia no sé si pensará lo mismo.
-Depende del momento. A veces me recuerdan que, cuando me jubile, nadie me va a dar una medalla, que no me esfuerce tanto, pero lo entienden y me apoyan.

-¿Con qué fiesta tradicional es con la que más ha disfrutado?
-De pequeña me gustaba mucho sa Berenada del Vuit d'Agost pero he vuelto más tarde y ya no es lo mismo. Íbamos con las sandías y los melones y la gente se bañaba. Esto es un poco irrecuperable, como el sabor de una matanza en casa de un familiar. Me acuerdo casi con melancolía. Hoy me gusta mucho lo que hace el grupo Ressonardors o la que se arma cuando se hacen las ballades de pou i font. Me gusta lo que tiene más sabor auténtico y está menos preparado e institucional, a pesar de que mi trabajo en los primeros años del Consell era llevar el protocolo. Intentaba hacerlo lo mejor que podía pero me rebelé un poco ante estas cosas.

-¿Se ha tenido que morder la lengua cuando estaba en protocolo?
-Sí, por supuesto. Hay cargos que se lo creen mucho y te exigen estar en primera línea y, por contra, hay gente que por su cargo tiene que estar en primera fila y se sienta humildemente donde les digas. En estas situaciones ves el ego de las personas. No me gustaba de este trabajo el hacer un poco de guardia civil, ir controlando. Esa parte la llevaba un poco mal.

-¿Ha pisado alguna vez una discoteca?
-Sí, en su momento me gustó salir. Ahora no soy mucho de salir. Tiene que haber de todo y hay una gama amplia. Hoy se han puesto de moda los bailes de salsa y bachata, es un mundo feliz y divertido.

-¿Es más de salsa o de 'ball pagès'?
-Soy patosa y no sirvo para bailar, pero a mi marido le gusta la salsa y es muy divertido. He probado pequeñas incursiones en el ball pagès y evidentemente me gusta. Es compatible todo.

-Y bailar salsa es mucho más ligero que la salsa de Nadal.
-Te digo yo que hay que estar en forma para bailar la salsa, es movidita. El ball pagès es más reposado para las mujeres (risas).

-¿Eligió a su pareja al estilo del 'festeig pagès'?
-No, nos conocimos en el instituto. Fue un noviazgo muy largo pero nos dedicamos nuestro tiempo y decidimos que no nos iríamos a estudiar juntos. Me fui a Barcelona y él se quedó en Palma. Fue un noviazgo de cartas.

-¿Es difícil nadar y guardar la ropa ideológicamente en la política local?
-Creo que si quieres trabajar de funcionaria y no dedicarte a la política tienes que nadar y guardar la ropa. Todos tenemos nuestra ideología pero si decides trabajar para la función pública tienes que estar dispuesto a trabajar para unos y otros. Hay que aceptar el hecho de que mandan los que votan los ciudadanos.

-Sigue siendo protocolaria.
-(Risas) Sí, también he tenido la suerte de llevarme bien con los jefes que he tenido, de un color o de otro.

-¿Te han decepcionado o has admirado a los políticos?
-De todo, no creo en los partidos sino en las personas, y a corta distancia.

-¿Qué exposición le gustaría llevar a s' Alamera?
-Una de primera categoría, aunque ni me lo planteo porque cuesta mucho encontrar presupuesto; pero me ilusionan mucho las realizadas y las programadas, como la de Pedro Asensio, que va a ser un bombazo, una de comics de un ibicenco que ha triunfado en el mundo y, la que me hace especial ilusión, la del pintor José Manuel Chico Prats, de madre ibicenca, que sentía que teníamos que traerla. Cada exposición y cada actividad que hago es un reto.