La historia de cómo se fundó el Tanit Hotel, inaugurado el 20 de julio de 1954 en la bahía de Sant Antoni, es, sin duda, singular porque no es común que cuatro hermanos de una familia (Tur Villalonga) y otros cuatro de otra (Planas Palau) unan sus fuerzas para sacar adelante un establecimiento hotelero.
Todo comenzó cuando Pedro Tur Villalonga y Juan Planas Palua, a los que les unía una gran amistad, tuvieron la idea, hacia 1951, de fundar un hotel. Eran los inicios de esta industria, comenzaban a llegar los primeros turistas a la isla, y pensaron que sería una buena idea.
Los cuatro hermanos de la familia Tur Villalonga (Pedro, María Luisa, Antonio y Gerardo) aportaron los terrenos en los que se construiría el Tanit Hotel, donde ya existía un edificio de apartamentos de la familia, que serían aprovechados después para el negocio, y se convirtieron así en socios fundadores. Los otros cuatro socios fundadores, los hermanos de la familia Planas Palau (Juan, Antonio, Miquel y Juana) aportaron una cantidad económica que les supuso ser los socios capitalistas.

Formación
A partir de entonces, Antonio se fue a Valencia y después a Londres para aprender la profesión de barman. «Comenzó a estudiar, además, dos idiomas: francés e inglés», recuerda hoy su viuda Maria Marí.
María Luisa también se formó y aprendió tres idiomas, además de los conocimientos necesarios para llevar el hotel. Se convertiría en la directora de Tanit Hotel. Pedro fue el supervisor de la empresa y a Gerardo le fueron encomendadas diferentes tareas.
«En aquellos tiempos no había ni luz, para conseguirla, se tuvieron que hacer valer de un generador que de vez en cuando fallaba. Entonces, -recuerda Maria entre risas- llamaban a Antonio, que era el que se ocupaba de las reparaciones, y aunque estuviéramos festeando tenía que ir corriendo hasta Sant Antoni para reestablecer la luz».
Pero el Tanit tenía otra circunstancia que lo hacía especial, «la mayoría de sus socios fundadores se dedicaba a otros trabajos aparte de las tareas que realizaban en el hotel, desvela hoy Maria Marí.
El hotel, además de rendirle culto con su nombre, albergaba una imagen de la conocida diosa en su interior. Su primer folleto promocional rezaba: «Tanit Hotel, recientemente inaugurado, situado en el mejor sitio de la isla con playa propia frente al hotel. Desde sus terrazas se admiran panoramas inolvidables, llenos de luz y color. Sus habitaciones poseen el máximo confort: baños particulares con agua corriente fría y caliente y los modernos colchones metálicos. Gran carta y Bar americano».

Equipamientos
María Marí asegura que «todas las habitaciones del Tanit hotel tenían terraza y teléfono y los huéspedes podían practicar todos los deportes náuticos e incluso realizar excursiones. Era un hotel de lujo, de categoría, para la época», sentencia.
Según recuerda hoy la viuda de Antonio Tur Villalonga, el hotel fue explotado de manos de los socios fundadores desde 1954 hasta 1960 aproximadamente, año en que fue alquilado a una cadena hotelera, para después, en 1966, volver a funcionar gracias a las dos familias fundadoras hasta que decidieron su venta final en 1969.
Una vez vendido, el hotel fue derruído y en su lugar se construyó el conocido edificio Tanit ubicado en la bahía de San Antoni, uno de los más altos del lugar. «Mi padre siempre contó que fue muy paradójico el hecho de que ellos quisieran crecer hacia arriba y que las administraciones no les dejaran, para después permitir, en el mismo solar, que se construyera uno de los edificios más altos de toda la bahía con trece pisos de altura», reflexiona la hija de Pedro Tur Villalonga, Rosa María.
Pedro también expresó en vida que al construir el Tanit Hotel, se habían adelantado diez años, porque el verdadero boom turístico tuvo lugar un poco más adelante, señala hoy su hija.