Pese a que en otros municipios ibicencos se haya copiado la idea de la Olimpiada Pagesa, nada hay como la que se celebra en el Pilar de la Mola. En un fin de semana complejo, el mal tiempo era evidente para el sábado, el domingo tenía que ser 'maravilloso' y así lo fue, los formenterenses y los ibicencos que acostumbran a visitar la Pitiusa Menor con motivo de esa celebración, lo tuvieron fácil: mar en calma, sol radiante y unas ganas inmensas de disfrutar de la jornada.

La Olimpiada Pagesa, que ya llega a la década de vigencia quiere, por encima de todo, conseguir que los formenterenses tengan un día de alegría, participación, buen rollo y que se olviden de todos lo demás. Nada mejor que una frita de porc para calentar la jornada, carreras de todo tipo que discurrían por viejos y enrevesados caminos y sobre todo, ganas de pasarlo bien. Caballos, tartanas, exposiciones de antiguos aperos de labranza o nueva maquinaria, el agro siempre está presente en Formentera

Lo básico, lo gestual y gastronómico se centraba en las muestras y concursos de vino y queso pagés y degustaciones de mieles y ahí todos tenían opción de catar y opinar.

En Formentera, la Olimpiada pagesa siempre tiene un doble ingrediente el enigmático del tiempo que habría durante el evento ya que las paellas, el montaje y otras cuestiones de intendencia y organización iban en función de ello. Pero antes de las ocho de la mañana el sol lucía espléndido, las nubes no se acordaban de la isla y la gente subió al altiplano, para disfrutar del conjunto de historias, juegos, comidas y exposiciones de fotografías antiguas. La comisión de fiestas amplió el programa ya a dos días enteros, propuso carreras pedrestes por los caminos más complicados de la Mola, paseos en carro de baranes a cargo de Vicent des Bixets, muestras de maquinaria agrícola, de ganadería autóctona con conejos, ovejas, porc negre o gallinas propias de la isla que ya tienen su denominación, y luego lo habitual, muchos, muchos juegos.

Para niños y para mayores, desde el fútbol, a la tirada de galls y otrosentreenimientos hasta quellegó la auténtica olimpiada con carreras en carretilla, con somera.

Por la tarde continuó la fiesta y nade quería otra cosa que disfrutar de un día radiante en el que todo era posible.