Un año más, la Fiesta Intercultural de Formentera, que llega ya a su novena edición, es un ejemplo de participación e integración entre las numerosas nacionalidades que conviven en la isla y la amplia panoplia de comunidades autónomas presentes.
Se superaron ampliamente la veintena de stands en los que el público asistente, cada vez más numeroso, pudo degustar las especialidades típicas de los países que presentan una gastronomía muy distinta a la española o formenterense.
Porque sólo por nombres Brasil presentaba carurú y cocada, desde Ecuador sugerían encebollado de pescado y plátano macho tostado, y los dominicanos no se quedaban cortos con su labandera compuesta de arroz, habichuelas y carne, tanto de pollo como de ternera.
Los argentinos, aparatosos como son ellos, habían montado costillares a la estaca; los colombianos, patacones con carne desmechada, arequipe, buñuelos, arepas y papas choriadas entre otros manjares y los paraguayos, para no ser menos, ofrecían chipa de almidón, empanadas de mandioca y rivalizaban con los porotos granados y sopaipillas chilenas o las arepas de atún venezolanas.
La fiesta fue un verdadero desenfreno de gustos y sabores en los que unos descubrían sabores inéditos y otros veían cómo combinar de una manera totalmente diferente los mismo ingredientes que usaban a diario.
Latinoamérica aparte, había otros continentes representados en el Col.legi Mestre Lluís Andreu de Sant Francesc, donde su desarrolló la fiesta, porque por Asia estaba Indonesia con pinchos de pollo con salsa de cacahuetes entre otros manjares, desde Àfrica la comunidad magrebí tenía su típico cous cous con pollo, pasas y verdura, tajín de pollo y de la Vieja Europa, los italianos eran fieles a la pasta, Holanda a las verduras especiadas y machacadas con albóndigas.
Entre comunidades los calçots catalanes con salsa romesco, los montaditos de lomo andaluces, migas y embutido extremeño, sardinas y cachelos de Galicia y arroz con col y carne de cerdo salada típica de Formentera. Amén de otras degustaciones canarias, valencianas o castellanas que sirvieron para apaciguar el hambre de alrededor de 1.500 personas, si no más, que pasaron por la fiesta.
En la cuestión musical, gaiteros gallegos, baile flamenco, pericón argentino y tangos, ball pagès a cargo de la colla es Xacoters de la isla, salsa con el grupo Los Van Van, cueca y rapa nui chilenos, samba, capoeira y kaoma-lambada procedente de Brasil, cumbia colombiana y finalmente música electrónica para reventar la jornada.
Entre el personal, de todo, desde bebés hasta octogenarios que no renunciaban a un festival gastronómico gratuito, y bastantes personas que se habían desplazado desde Eivissa.