Una treintena de trabajadores y directivos de la naviera protestaron ayer en la Savina. | Guillermo Romaní

Propiedad, dirección y personal de la naviera formenterense Mediterránea Pitiusa, hizo ayer una manifestación silenciosa de un cuarto de hora en el muelle de la Savina junto a la popa del Blau de Formentera, su buque insignia, en el que estuvieron presentes un total de 32 personas entre trabajadores y directivos. Ello implicó la supresión de los dos últimos trayectos programados para la mañana de ayer aunque a primera hora de la tarde la naviera retomó su actividad normal.
Tras la manifestación silenciosa, el gerente de la naviera, Gerardo Ferrero manifestó en rueda de prensa el gran descontento de la naviera por diversas actuaciones llevadas a cabo por el Consell de Formentera que en su momento desembocaron en una denuncia ante el Tribunal de la Competencia con acusaciones de pacto de precios y horarios con la otra naviera que opera en el transporte de pasajeros entre la Savina y Vila, el pool formado por Baleària y Trasmapi.

Sin preguntas
El gerente de la naviera se limitó a leer un pequeño texto autógrafo en el que se indicaba que no podían presentar ningún tipo de escritos relacionados con la investigación en curso, ni de denuncia ni de ningún otro tipo por encontrarse bajo investigación y podía acarrearle incluso prisión, y mostró artículos de los últimos dos o tres años aparecidos en dos medios locales.
Para Mediterránea Pitiusa «es muy grave que el Consell de Formentera haya utilizado estudios antiguos, sesgados porque no contemplan la evolución de casi una década en precios y costes de explotación» y, lo más grave, afirmaron, es que en ningún momento el Consell habría solicitado detalles económicos a la naviera que explicaran y justificaran los actuales precios.
Que los resultados se centren entre 1999 y 2001 cuando posteriormente la naviera ha llegado a comprar hasta tres embarcaciones, está, según la naviera fuera de lugar desde el momento en que lo único que se refleja, o básicamente, es que en la última década el precio del billete ha subido en un 300% sin atender a loas tasas de la Autoritat Portuària o el coste del combustible entre dos datos de máxima influencia en los costes del servicio.