Andrea Casiraghi ha cumplido un año más con su cita veraniega en Eivissa con unas vacaciones más tempranas que en otras ocasiones, seguramente, motivadas por la boda de su tío Alberto II de Mónaco con Charlene Wittstock, el próximo dos de julio.
El hijo mayor de Carolina de Mónaco aterrizó en la isla el pasado sábado, solo y con un elegante look informal, muy de su estilo. Habitual de la isla, condujo su propio coche de alquiler desde el aeropuerto hasta el puerto Ibiza Magna, donde embarcó en un yate espectacular de 40 metros de eslora, propiedad de Julio Mario Santo Domingo III, hermano menor de su novia, Tatiana; ambos hijos del desaparecido multimillonario empresario colombiano Julio Mario Santo Domingo.
El mayor de los hermanos Casiraghi llegó sin Tatiana, pero en el yate le esperaba un grupo de amigos. Con ellos zarpó hacia Formentera para fondear frente a las costas de la pitiusa menor y comer en un conocido restaurante de la isla.
Después se divirtieron con las motos de agua y regresaron a la pitiusa mayor para preparar una salida por la noche ibicenca.
Seguramente, Andrea Casiraghi eligió venir a Eivissa para celebrar su cumpleaños, el próximo miércoles 8 de de junio, cuando alcanzará los 27 años. Unas vacaciones tempranas con festejo de aniversario incluido antes de la boda del heredero del Principado Mónaco que se celebrará en Montecarlo y en la que se espera la asistencia de 4.000 invitados.
Durante su jornada marinera, Casiraghi lució abdominales, lo que permitió constatar que ha dejado atrás el look desgarbado de hace dos veranos, una imagen que hizo saltar todas las alarmas sobre su posible exceso de fiesta en la isla.
Un cambio más en el hijo de Carolina de Mónaco, que desde hace muchos años veranea en Eivissa, y desde donde salió a la luz pública su noviazgo con Tatiana Santo Domingo.
Sus hermanos Pierre y Carlota también le han seguido los pasos hasta el verano ibicenco y suelen compartir con él algunos días de asueto en la isla. Aún así, y quizás porque es el mayor de los Casiraghi, Andrea es el más fiel a Eivissa, que en los últimos veranos se ha convertido en una cita anual ineludible para este también heredero, el segundo en la línea de sucesión al Principado de Mónaco.