Calculado al milímetro, controlado de forma minuciosa y en algunos momentos excesivamente riguroso. Ese fue el acto de la toma de posesión del equipo de gobierno del Consell. Hasta tal punto que la entrada de los protagonistas del día no estuvo ni seguida de una gran ovación. Menos mal que el propio Vicent Serra se trajo a ocho 'sonadors' de la colla de Santa Gertrudis para amenizar el evento y sentirse como en casa. Y con ellos, y una vez proclamado presidente, Serra se descorsetó un poco y se marcó un ball pagés con las tres mujeres del grupo.
Pero ni el mismo presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, obtuvo ovación alguna. El máximo responsable de la Comunitat compartió ascensor interior [el que da acceso desde la quinta planta a la sala de plenos] con Pere Rotger y Pere Palau, que se equivocó de dirección y marchó en solitario hacia la izquierda (¡¡!!) de la sala. Tras ellos, empezaron a bajar los 13 consellers electos. Por tandas y sin mezclar ideologías. El último viaje hacia el escenario lo hicieron el presidente saliente, Xico Tarrés, y el entrante, Vicent Serra, como dos contrincantes amigos.
La sala de plenos llena de autoridades y de personal de seguridad de las máximas autoridades. En el 'hall' decenas de personas siguiendo el acto. Entre ellas, un exalcalde de Sant Josep, José Serra Escandell, que se mantenía en el umbral de la puerta para poder estar a todo: a las conversaciones de amigos y al discurso de Serra. A pocos metros, dos apuestos jóvenes trajeados. Los nuevos directores generales del equipo de Bauzá ibicencos: José Vicente Marí Bosó y Antoni Costa Costa. En la quinta planta, más sillas con más público, siguiendo el acto de investidura. Allí mismo, momentos antes del inicio del evento, el delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socías, se dedicaba a hacerle fotos a su homóloga en Eivissa, Sofía Hernánz, y a otros acompañantes. Recuerdos para la historia.
Durante el acto, las únicas risas que se pudieron oír las propias de los nervios al encontrar dificultades por parte de Vicente Roig y Josep Tur Cires, miembros de la mesa de edad, al intentar poner las insignias a los consellers. Al final, lo dejaron por imposible y decidieron optar por entregarlo en mano. Todo mucho más fácil.
En cuanto al vestuario, poco que objetar. Todos los consellers fueron adecuados para la ocasión a pesar de que alguna se pasó con el 'taconazo' y le dificultó sus paseos por la institución. Entre el público, el más atrevido, sin duda alguna, el presidente de la Pimeef, Mariano Riera, que lució un estilo marinero-chic al que poco estamos acostumbrados: pantalón blanco deslumbrante, polo azul marino y americana a rayas finas. El resto, dentro de la normalidad.
Una vez finalizado el acto y mientras Serra y su equipo recibían abrazos, besos y felicitaciones, los miembros de la oposición permanecían fuera compartiendo el 'fumeteo' para acto seguido marcharse a otra parte con otros planes más atractivos: «Hoy la fiesta es para otros», sentenciaba un tranquilo Xico Tarrés.
En el exterior, una veintena de integrantes de la plataforma 'Ibiza toma la plaza' haciéndose dejar ver. Incluso, uno de ellos se acercó al presidente del Consell para entregarle una cuartilla. Serra, muy respetuoso, les apuntó que los tenía en cuenta y los entendía.
Y así, entre felicitaciones, risas y alguna que otra copa [porque la comida ni se olió, cosas de la crisis] finalizó el acto que dejó ver rostros tan dispares como el de Cándido Valladolid, el obispo Vicente Juan Segura, el socialista Vicent Tur o el juez decano Juan Carlos Torres, entre otros.