La suspensión por dos meses de las órdenes de clausura y precintos acordada el miércoles por el Ayuntamiento de Sant Josep se extiende a todos los locales de ocio del municipio y no solo al hotel Ushuaïa y a la discoteca Space.
El alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet, hizo ayer esta aclaración, debido a que la propuesta aprobada en el pleno de la institución por PP y Nova-A, con la abstención del equipo de gobierno en minoría, hacía referencia a estos dos locales de Platja d'en Bossa y a todos los que tienen expedientes en el Consistorio.
«Afecta a estos dos y a cuatro, cinco o seis más. De hecho, a todos los expedientes con órdenes de precinto de parte o de la totalidad del negocio», explicó el primer edil, que detalló que este aplazamiento también permite continuar funcionando durante toda la temporada a locales como Km5, DC-10, Blue Marlin o Tropicana, entre otros.
«Hay varios, casi todos tienen denuncias de la Asociación de Discotecas de Balears y entre ellos mismos», explicó Agustinet, que también quiso dejar claro que «el Ayuntamiento actúa cuando recibe una denuncia, abre un expediente y hace lo que toca hacer».
«Ahora nos han dicho que los paráramos y actuaremos en consecuencia, pero en el pleno no se dijo ningún nombre de ninguna discoteca», insistió el alcalde, sobre el hecho de que los medios de comunicación hubieran publicado que la suspensión solo afectaba a Ushuaïa y a Space.

Quejas vecinales
Por otra parte, el alcalde recibió ayer una carta de la Asociación de Vecinos de Puig des Molins, cuya presidenta, María del Carmen García Campos, asegura que esta decisión tiene «muy graves consecuencias para parte de los vecinos de Vila».
En su carta, la presidenta de la asociación asegura que aunque el hotel Ushuaïa se encuentra en una zona turística «un lado de esta discoteca esta abierta al dominio público (el mar) y la música alta molesta a una zona residencial». «A los cientos de ciudadanos que viven en el lado sur de Puig des Molins, a una distancia de cinco o seis kilómetros del Ushuaïa, que no han otorgado una licencia de música en sus casas o terrazas. La música, especialmente los bajos, está tan fuerte que a veces las tazas bailan en las mesas. No se puede estar en casa con las ventanas abiertas», denuncia, y remarca «que los nervios y la salud de cientos de ciudadanos no valen menos que las ganancias económicas de un empresario».
Por su parte, Agustinet aseguró que ante este escrito se actuará como siempre. «Lo que denuncia esta gente es un nivel de ruido importante y, en todo caso, se tendrá que medir el nivel de ruido y actuar como con cualquier otra denuncia, ni más ni menos. Si lleva aparejada algún tipo de sanción lo verán los servicios jurídicos», concluyó.