Josep Tur Olmo.

La Cambra de Comerç hace hoy (Palacio de Congresos de Eivissa, en Santa Eulària, a las 20,30 horas) entrega de sus premios Posidonia a la Excelencia Empresarial y ha concedido una Mención Honorífica al periodista Josep Tur Olmo «por toda su carrera profesional vinculada al mundo del turismo» en un acto que también ensalzará la historia de empresas de gran tradición como Carnes March, Can Costa y Can Rafelet.
Josep Tur Olmo estudió Turismo y Periodismo en Suiza. Fue director de hotel durante muchos años en distintos destinos y corresponsal o colaborador en varios medios de comunicación. Socio fundador del Skal Club de Eivissa, así como presidente de los de Tenerife y Mallorca, fue durante casi ocho años presidente de Fomento del Tuismo. Ha viajado a más de 170 países, escribiendo reportajes de cada uno de ellos.

-¿Por qué piensa que le ha elegido la Cambra de Comerç?
-Eso es muy difícil de saber. Para mí fue una sorpresa. Hablar de mí sería muy pedante, pero quizás han visto en mí que he defendido siempre los intereses de los empresarios de Eivissa. Lo he hecho siempre en mis discursos de las asambleas generales de Fomento.

-¿Qué le recuerdo le queda de su etapa como director de hotel?
-Fue muy gratificante, he conocido a muchísima gente.

-¿Y de la de Fomento del Turismo?
-Alegrías con algún sinsabor. Es un honor para cualquier amante del turismo poder presidir esta institución.

- De los muchos lugares que ha visitado, ¿cuál elegiría para vivir?
-Los países escandinavos tienen una cultura de vida. Sin embargo, a la hora de elegir una vida más placentera y sosegada me quedo con los países del Caribe. También es cierto que Àfrica me enseñó muchísimo, al ver cómo vive aquella gente.

-¿Y cuál le sorprendió más?
-Uno de los sitios que más me sorprendió fue la antigua Birmania, hoy denominada Myanmar, porque la gente era superducada, te saludaba a cada momento cuando veía que eras turista, en la calle o en los mercados.

-Y si tuviera que elegir una anécdota de sus viajes, ¿cuál sería?
-Fue precisamente en Myanmar que nos pusieron a cada periodista un chaval de unos 15 años para que nos ayudara con la mochila y la cámara. Apenas sabía inglés y nos entendíamos por signos, pero trataba de conseguirme cualquier cosa que viera que me interesaba e incluso llegaba al hotel una hora antes de que tuviéramos que partir. Al marcharnos, nos dijeron que no les diéramos propinas de más de 10 euros al cambio. Yo le di un beso en la mejilla y 20 euros por lo bien que se portó conmigo. Desde el ventanal del autobús lo vi cómo lloraba. Aquello me impresionó muchísimo.

-¿Qué opinión le merece el nuevo conserller de Turisme Carlos Delgado?
-He coincidido con él en varias ferias porque fue alcalde de Calvià, un municipio muy turístico. Por las conversaciones que he tenido con él creo que es un hombre muy exigente, muy cumplidor y veremos si cumple en todo lo que dice. Han tenido la mala suerte de encontrarse con la caja vacía y sin dinero se pueden hacer pocas cosas.

-¿Considera que las competencias en promoción turística llegarán en la presente legislatura?
-Esto es la eterna lucha con las islas menores. Mallorca no quiere dejar nunca el poder y no hay que olvidar que Mallorca es competencia de Eivissa, en menor escala pero lo es. Los políticos deben de tener mano derecha e izquierda para saber negociar y exigir.

-Usted que bien conoce el pasado y el presente de Eivissa a nivel turístico, ¿qué futuro piensa que le espera a la isla?
-Eivissa hay que cuidarla, aquí no debería de poder venir cualquiera a hacer lo que le diese la gana. Los nuevos ayuntamientos tienen muchos asuntos en su agenda de tareas pendientes, muchos heredados, otros que surgirán como los taxis o la limpieza. Eso no le hace ningún favor a nivel turístico a la isla. Parece que ahora están dispuestos a limpiar, pero luego las cosas van cambiando y no se cumple.

-¿Hay turismo sin dinero?
-Eso es muy difícil. Sería un turismo pedigüeño, o de los que roban la cartera.

-Parece que la crisis económica ha reabierto con fuerza el debate sobre el 'todo incluído'. ¿Cuál es su opinión?
-Ese asunto es muy complicado, no se puede resolver en una frase. No creo que sea malo, pero tiene que haber una calidad porque si no la hay hace más daño que otra cosa. En el puerto de Eivissa se han hecho muchas barbaridades, ha venido gente a quejarse a Fomento de precios excesivos y a partir de ahí muchos han ido al 'todo incluído'.

-¿A quién le dedicaría este premio?
-Hay mucha gente que se lo merece. Yo siempre he admirado a los empresarios del mundo del turismo que cuidan al turista, le ponen una cerveza y le regalan dos cacahuetes con amabilidad. Pero el que solo pretende llenarse el bolsillo olvidándose de que el turista es nuestro maná, ese no nos conviene.