El buque Oceana Range, ayer en la costa de Formentera. | Guillermo Romaní

Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana cuya embarcación Oceana Range llegó el sábado por la tarde a Formentera para inspeccionar las praderas de posidonia oceánica, mostró su preocupación por el grave impacto ecológico que está ocasionando el fondeo ilegal sobre las praderas de posidonia en Formentera, en especial en es Caló de s'Oli y en la zona de Illetes.
Tras una primera inmersión efectuada por un equipo de buzos, ya en la embarcación se pudieron ver las imágenes que acaban de grabar en es Caló de s'Oli «se aprecia claramente que se ha hecho un gran destrozo y de forma reciente porque los tallos están recién arrancados y están aún verdes» comentaba Aguilar mientras las imágenes mostraban algunas zonas en las que la destrucción databa ya de tiempo. «Se nota que aquí se ha fondeado desde hace tiempo», explicaba el director de la investigación. Y luego aparecían varias anclas incrustadas sobre las praderas de posidonea, algunas de ellas de gran tamaño y la única que no estaba en zona de pradera, sin embargo tenía una larga cadena que sí se movía entre las praderas con la consiguiente destrucción de las plantas.
«El daño es muy grande y hay que actuar con prontitud antes de que la situación se deteriore más» indicaba Aguilar que especificaba: «Aquí, en es Caló de s'Oli aún se conservas una pradera muy densa y abundante y que incluso algunos lugares llega a formar arrecife», es decir que la posidonia llega hasta la superficie.
Para Ricardo Aguilar es Caló de s'Oli no era un lugar habitualmente utilizado para fondeos por lo que «la conservación de la pradera era muy buena aunque en los últimos años ya hemos visto las marcas que dejan las anclas y las cadenas de las mismas sobre las praderas, así que podemos ir viendo la evolución del estado de conservación de la posidonea y la documentación podría convertirse en un ejemplo para demostrar lo que es el inicio del deterioro de una pradera para luego compararlo con el gran deterioro que es el que se ha producido en la zona de Illetes».
Para Aguilar lo más sorprendente es que se siga fondeando sobre la posidonea cuando «está totalmente prohibido por lo que se debería aplicarse la ley tanto desde el punto de vista de la directiva de hábitats como por el hecho de que existe legislación que prohíbe el fondeo sobre posidonea». Según el representante de Oceana, no es normal que el Govern balear no haya colocada las boyas ecológicas que habitualmente situaba en la zona de es Caló de s'Oli o en las inmediaciones de s'Espalmador escudándose en que no hay dinero: «Decir que no hay presupuesto para ello, para perseguir delitos es bastante preocupante».
La directiva europea implica la creación de espacios protegidos y medidas de conservación para esos espacios, para ello hay que conocer el estado de las praderas y desarrollar planes que eviten el proceso de deterioro y actúen en la recuperación de dichos espacios. «El Gobierno español, como representante de todas las Comunidades Autónoma en Europa ha recibo un rotundo suspenso por parte de la UE porque no ha presentado el listado de zonas a proteger ni el estado de salud de los hábitats prioritarios», explicó Ricardo Aguilar.

Una fábrica esencial de riqueza
Aguilar explicó que las praderas de posidonea «son la fábrica fundamental, la más importante que tiene Balears, no existen otras fábricas de producción de materia orgánica y de pesca que sean tan productivas y proporcionen tantos beneficios, los cálculos existentes indican que cada hectárea de posidonea produce 14.500 euros de beneficios al año y si en Balears estamos hablando de cerca de mil hectáreas por lo que la cifra de beneficios es muy elevada».