Àngel, en el ordenador, y Marc, de perfil, tras atender a una niña en avenida Espanya. | MARTA MARTIN

La cita con el equipo de guardia 24 horas del servicio de urgencia sanitaria es a las diez de la noche. En la puerta de Urgencias del hospital Can Misses, el coordinador del 061, Àngel Crespo, nos invita a pasar a su zona de descanso. Allí se apresura en puntualizar que es una «zona donde descansamos, no dormimos porque siempre estamos vigilantes».

Relajados, pero a la vez expectantes, Àngel, médico, y Marc Valero, enfermero, cuentan que en su trabajo todas las situaciones son diferentes aunque se trate de la misma patología. Además, aseguran que les encanta: «Me gusta tanto que lo hariá gratis», asegura Valero, para quien la 'coraza' que se hace con los años de experiencia es una mentira. «Hay muchos días que te llevas el trabajo a casa. Yo, por ejemplo, lo paso muy mal con los niños sea la situación que sea». Pero en el momento de acción, tienen que tener la mente fría: «Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Cuando se acaba todo es cuando piensas en lo que ha pasado», puntualiza Crespo.

A las once de la noche el teléfono seguía sin sonar mientras ellos comentan: «No nos podemos llevar mal en un sitio tan pequeño. Somos una familia».

Por el pasillo, parte del equipo aéreo preparaba lo necesario para socorrer en Formentera a un motorista que se había caído de la moto.

Una vez fuera, esperando la llegada del helicóptero para hacer las fotos y ya con Maroto, el técnico de emergencias y experto conductor de ambulancias, llegó la primera llamada de la noche: una niña con una herida en la cabeza. En segundos, Maroto, Crespo y Valero ya están yendo a la avenida España para socorrer a la pequeña. «En la primera llamada no dan muchos datos porque la persona que solicita el servicio suele estar muy alterada», explica Valero. Una vez en el lugar, los padres explican que la pequeña se ha golpeado con un vaso en la cabeza.

De vuelta a Can Misses, Valero, Crespo y Maroto aseguran que el trabajo por la noche es muy diferente al del día. «Ya por el hecho de la oscuridad porque un accidente, por ejemplo, no se ve igual, no te haces una idea exacta de lo que pasa», cuenta Crespo. Asimismo aseguran que la gente que llama al 061 por la noche es que ya no puede aguantar más: «Y por ello suelen estar peor», explica Crespo.

Tras diez minutos en la zona de descanso vuelve a sonar el teléfono. Segunda salida de la noche y parece una persona mayor con una parada cardiaca. «La peor situación que podemos encontrar es un paro cardiaco porque cada segundo que pasa es importante para salvar a la persona». Maroto detiene la ambulancia en Vara de Rey pasada la medianoche con la congestión de tráfico que eso supone:«Si hay que cortar el tráfico se corta. Lo que importa es la persona». Ya en el domicilio, la persona ha fallecido y el equipo vuelve a Can Misses. Al llegar de nuevo al hospital (a la una y media de la mañana), Valero repone todo lo que han usado en el servicio, igual que en el anterior. «Tiene que estar todo listo para la salida siguiente; no hay tiempo para pensar» y camina con sus dos compañeros para sacar del helicóptero a una persona que ha tenido el accidente en moto en Formentera.

Minutos después y en el punto de partida de este reportaje, la puerta de Urgencias de Can Misses, nos despedíamos del equipo, pero sonó de nuevo el teléfono. «Un inconsciente en Can Misses», precisa Maroto. Casi en la última rotonda, el teléfono vuelve a sonar: «Es un nulo», comenta Crespo. «Eso significa que o bien se ha levantado por su propio pie o ha ido una básica, que no lleva médico».