Palau fue la responsable de defender la proposición. | Michel's

La Comissió de Salut aprobó ayer una Proposición no de Ley (PNL) que pretende instar al Govern balear a que el catalán sea un mérito y, por tanto, deje de ser un requisito en la sanidad pública de la Comunidad Autónoma.
La PNL fue aprobada en la sala verde del Parlament balear con los nueve votos a favor de los diputados del Grupo Popular, cuatro en contra de los del Grupo Socialista y uno en contra del parlamentario del PSM-IV-Entesa.
La diputada del Grupo Popular, Catalina Palau, indicó que es importante recuperar el «sentido común», acabar con los «disparates» y no seguir con «imposiciones anómalas», a la vez que señaló que la administración debe tener claras las prioridades ya que «al paciente no le interesa en qué idioma se le dirige un profesional de la sanidad».

Dificultades
Palau consideró que dadas las «dificultades históricas» que ha padecido el sector sanitario de Baleares para contar con profesionales especialistas en determinados ámbitos sanitarios y, sobre todo, para ocupar plazas en los centros de Menorca, Eivissa y Formentera, «por los efectos de la doble insularidad, se debe considerar el conocimiento del catalán como un mérito y no una obligatoriedad marcada por el Govern balear».
También, Palau preguntó al grupo socialista si la norma sanitaria aprobada por el anterior ejecutivo fue para poner «trabas» al acceso a las plazas públicas y así reducir costes en contrataciones de facultativos o personal sanitario.
En este sentido, el diputado socialista y exconseller de Sanitat, Viçenc Thomàs, recordo que en 2009 se sacaron a oposición unas 2.000 plazas en materia sanitaria, a las que se presentaron un total de 13.000 profesionales de toda España, por lo que se cubrió «con creces» la oferta en todas las categorías profesionales que se publicaron.
Thomás indicó que esta normativa establecía la «necesidad de saber catalán, no para optar a la plaza, sino para conseguir en un plazo de dos años los requisitos de idiomas correspondientes, al tiempo que ha concretado que se trataba de unos requisitos de idioma «menores» a los exigidos en otros sectores, es decir, que en lugar de pedirles un nivel como el C, se les pedía el B.