Los manifestantes, en contra del orden global actual, se sentaron a modo de protesta frente a la sede del Consell d'Eivissa.

Lo que parecía que al principio sería una sencilla concentración con performances y cacerolada popular se convirtió improvisadamente y en cuestión de minutos en una manifestación pacífica en la que a la cifra inicial de personas se fueron uniendo gente que les veía pasar y no se habían enterado de la convocatoria, como Ahmed, que se encontró el paso de protesta por la calle. «Esto es para llamar la atención porque hay mucha gente pasando miseria, mucha pobreza. Todo es muy caro y sólo para unos cuantos», comentó este marroquí. Para protestar, cualquier utensilio servía, desde cazos con cucharas hasta el típico matasuegras de Nochevieja o silbatos de arbitraje deportivo.

En Vara de Rey, punto de encuentro y más tarde inicio de la manifestación, se leían desde las siete de la tarde, hora de inicio de la actividad, pancartas en las que se podía leer 'No les importamos un pepino', 'PPSOE dinamita el estado del bienestar', 'No es crisis, es estafa' que se acompañaron desde la salida de Vara de Rey con cánticos que señalaban la ausencia de democracia real ('Lo llaman democracia y no lo es, oé, oé, oé) o el poder de las entidades bancarias sobre la vida ciudadana ('Ibiza despierta, la banca está en la puerta').

Justo a la salida de la protesta se produjeron algunos momentos de tensión porque los coches intentaban escapar de la marea humana que se dirgía hacia Bartomeu Roselló saltándose incluso los semáforos en rojo. Recorrida esa calle hasta la mitad y cuando hasta los propios indignados comentaban con sorpresa la ausencia de la Policía Local apareció ésta con un coche patrulla al que más tarde se unieron dos motos. «No ens aturarem» («no nos pararemos») avisaban los indignados ante la Policía Local, que los escoltó para evitar que hubiera accidentes y altercados con los coches. Ya en Ignasi Wallis, la manifestación continuaba su paso con fuerza, energía, a ritmo de tambores y muchas proclamas que se intercalaban con sentadas en el asfalto ante la mirada vigilante y expectante de la policía por saber cuál sería el próximo paso de los indignados. Cuando parecía que regresarían al punto de partida, la comitiva de protesta siguió su camino por Avinguda Espanya para gritar enérgicamente ante la sede de los principales partidos políticos y más tarde el Consell d'Eivissa, donde iniciaron el regreso a Vara de Rey. Curiosamente, si bien la Policía Local se enteró tarde de la manifestación, a la vuelta de ésta había hasta una ambulancia del 061, un coche de la Policía Nacional y otro de la local.