El interior de la casa balear en Madrid

La noticia de la venta del piso que alberga el Hogar Balear en Madrid ha llegado por sorpresa a su presidente, Antonio Mesquida. «No lo entiendo. No me han dicho nada. Me cuesta creerlo», afirmó el mallorquín que se encontraba disfrutando de unos días de descanso en Galicia.
Hasta la fecha no figura ningún cartel de venta y hasta el conserje del inmueble desconoce tal decisión. «La nueva Junta directiva compuesta por unos jóvenes empresarios mallorquines iban a reestructurar el piso en enero de 2012», señala Mesquida, quien asegura que desde siempre el inmueble situado en el número diez de la calle Cedaceros, se concibió desde sus inicios como embajada en Madrid de las Islas para las autoridades a modo de «apeadero para reuniones o descanso».
Por su parte, el tesorero del Hoga, Bernardo Rabassa, se mostró en contra de la venta de este piso, ya que, según destacó, «no se puede hacer sin convocar una asamblea de socios». La cifra de asociados supera los 300 que pagaban una cuota de 60 euros hasta hace escasos meses.
El inmueble está ubicado en un enclave privilegiado por su proximidad al Congreso de los Diputados. Alberga una superficie de 250 metros cuadrados cuya planta es de parqué.
«Solo se hicieron reformas en una ocasión durante el mandato de Matas -dice Mesquida- con los socialistas no recibimos ni un duro. No querían saber nada de nosotros».
«Hace un mes nos cortaron la luz, comenta Raúl Pamo, conserje del inmueble desde hace diez años, pero Mesquida señaló que esta misma semana se restablecerá el suministro eléctrico.