El párroco de Formentera, Miquel Àngel Riera, defendió ayer la postura política de la iglesia en las elecciones del próximo 20N, aunque precisó que una cosa es la postura política y otra la alineación junto a un determinado partido.
En el fondo Miquel Àngel Riera señala que ningún partido «cubre al 100 por cien lo que dice el Evangelio porque el Evangelio es muy superior a cualquier partido político o a cualquier programa electoral por lo que lo más importante es que los ciudadanos voten en conciencia».
Estás declaraciones están relacionadas con un escrito ‘orientativo' de la Conferencia Episcopal que en principio recomienda que no se vote a los partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual entre otros aspectos. «La iglesia debe ser política y tener una ‘palabra' pero no debe ser partidista y eso no lo digo yo -dijo Miquel Àngel Riera- sino que lo dice la propia iglesia que señala que en ningún momento debe decantarse por ningún partido político, debe apoyar la política como tarea, ya que es tarea con el pueblo, pero nunca hacia un partido determinado».
Riera dejó claro que su opinión no es personal sino como ‘mossenya' y destacó «la palabra griega ‘polis' de la que deriva política quiere decir pueblo y en consecuencia cuanto afecta al pueblo afecta a la iglesia, y en este sentido la iglesia debe dar una ‘palabra' que en este caso se limita a orientaciones». Para el párroco de Formentera es correcto que la iglesia «dé unas orientaciones y en este caso en una línea que la iglesia viene defendiendo y promulgando como identificativa de su línea de pensamiento y en este sentido no me queda más que respetarlas porque son coherentes con lo que la propia iglesia anuncia».
Miquel Àngel Riera resaltó que no se trata de obligaciones sino de orientaciones, «no está diciendo a los sacerdotes ni a los ciudadanos lo que deben hacer sino que se limita a orientaciones», porque de un estudio detenido de los programas electorales de todos los partidos políticos que concurren a las urnas el próximo 20N «no podríamos votar a ninguno según las orientaciones que se nos dan y por tanto deben interpretarse como una guía pero no una obligación».