Linares admite ante el tribunal que fue "engañada" con el expediente que escondía los pagos a Alemany | Pere Bota

«Fui engañada» afirmó la exsecretaria general técnica de la Conselleria de Relaciones Institucionales del Govern de Jaume Matas, Dulce Linares, cuando el Ministerio Fiscal le inquirió si sabía que el expediente de contratación de una asesoría y asistencia en materia de comunicación escondía, en realidad, un acuerdo económico entre el presidente y el periodista Antonio Alemany.

«Si lo hubiera sabido lo hubiera parado; soy funcionaria y no me hubiese jugado la carrera para enmascarar el contrato de Alemany; me hubiese opuesto porque es un fraude hacer contratos menores fraccionados», añadió Linares, que fue la segunda acusada en prestar declaración, tras la jefa de Gabinete, María Umbert.

A la pregunta del fiscal de si algún subordinado de Matas se habría «atrevido» a «toda esta contratación pantalla» por la cual Alemany recibía unos 4.500 euros al mes, Linares respondió tajantemente que no.

«Matas conocía las normas básicas de contratación y por tanto sabía que esta manera de actuar era ilegal, cuando lo correcto habría sido contratar al periodista de forma eventual», señaló Linares, asistida por el letrado Eduardo Valdivia.

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Expediente
Según la Fiscalía Anticorrupción, Dulce Linares firmó en 2003 la orden de inicio del expediente de contratación basándose en la propuesta del director general de Comunicación (Joan Martorell).

El concurso que supuestamente encubrió la contratación de Alemany versaba sobre la imagen pública del Govern y recogía la elaboración de varios estudios sobre el impacto de sus campañas y políticas, unos informes que Linares ha reconocido que nunca vio.

Añadió que conoció a Alemany en la primavera de 2004, al tomar posesión como directora de gabinete, e insistió en que no conocía a Miguel Romero.»No había hablado con él en mi vida. Sabía que era administrador de Nimbus pero no lo conocía», resumió.

A la pregunta de si intervino de alguna manera en el pago de las facturas investigadas en la causa respondió con un rotundo «no».